Como todo año que empieza, comenzamos sucesivos aumentos en tarifas, transporte y alimentos. En este último punto hay que detenerse: los tomates aumentaron 100% y se puede conseguir en precios que rondan los 500 pesos.
¿Cuáles son los motivos de este aumento? Son los lógicos tras la fuerte ola de calor que azotó a la Argentina durante la semana pasada y las sequías presentes en varios distritos de nuestro país. Las altas temperaturas también dificultan su recolección y generá que tengan un precio de comercialización en verdulerías superior a los $500 por kilo. La misma suerte observan productos de hoja, como la lechuga y la acelga que legarán a los mercados con una baja calidad.
Pablo Vernengo, director de Economías Regionales de CAME, dio precisiones acerca de la situación dramática que vive el sector: "Hace 10 días que nuestras producciones intensivas están muy comprometidas por las temperaturas".
Asimismo, señaló: "Hemos llegado a pagar $6.000 pesos el cajón de tomates, que debería valer cerca de los $2.000". También, cabe destacar que CAME relevó en diciembre pasado que el precio que recibió el productor por el kilo de tomate fue de $31,75 y el consumidor pagó $152, una diferencia del 378,74%, y donde el sector primario tuvo una participación del 20,9% en el precio final del producto.
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Los tomates, como otros productos estacionales, se hacen en invernaderos. Durante una campaña habitual, las condiciones para la producción se mantienen estables, no siendo el caso de este primer mes del 2022. De acuerdo a la opinión de los especialistas, si la temperatura exterior es de 40 grados, el tomate dentro del invernadero llega cerca a los 60 grados de calor.
“Fueron temperaturas que no estamos acostumbrados a sentir. La logística de estos productos tan frescos también se resiente y eso se refleja en el precio, donde cuesta mucho llevarlo a los distintos mercados”, destacaron desde CAME. De esta forma, la ecuación se completa con el proceso logístico: se cosechan productos de muy baja calidad que en gran medida se pierde, lo poco que queda tiene problemas a la hora de ser distribuido, y eso llega a las verdulerías a precios siderales.
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