Mario Augusto Bunge, nació el 21 de septiembre de 1919, en Florida Oeste, que por entonces era un barrio rural, rodeado de quintas trabajadas principalmente por inmigrantes. Su madre fue una enfermera alemana que llegó al país escapando de la Primera Guerra Mundial y su padre, Augusto Bunge, fue un médico y diputado por el Partido Socialista que perteneció a una de las familias patricias de nuestro país.
Se crió en una finca que llamaban “El Ombú”, en honor al árbol que coronaba el terreno, a la sombra del cual trascurrían sus vidas. Hizo la escuela primaria en el Colegio Argentina Modelo, ubicado en Capital Federal y al que llegaba en el tren que hoy se llama Belgrano. En 1932 empezó la secundaria en el Colegio Nacional Buenos Aires, siguiendo el consejo de su padre.
Tres años después, Mario quedó libre por sus malas calificaciones, pero no se afligió porque sabía que se había distraído con lo que fue su primer amor: la política y sus ensayos literarios. Al año siguiente, dio libre todas las materias en el Colegio Sarmiento, desaprobando solamente Trigonometría, dos veces.

Destaca este hecho como uno de los puntos de inflexión en su vida, ya que lo forzó a pedir ayuda a David Jacovkis y Manuel Sadosky, dos amigos que se convertirían en destacados científicos de nuestra historia, y a conocer un manual titulado Plane Trigonometry (1859) de Isaac Todhunter, que resolvió entero durante su preparación. Así fue que comenzó su pasión por la matemática.
A Mario le gustaban tres disciplinas entre las que tenía que elegir una carrera: Psicología, Filosofía y Física. La decisión no fue difícil, ya que la carrera de Psicología no existía en Argentina y la de Filosofía no lo convenció luego de asistir a un par de clases como oyente, por el rechazo que mostraban hacia la ciencia. Explica en sus memorias: ”Yo amaba a la ciencia sin saber aún que era” y “…decidí estudiar física en la universidad y filosofía por mi cuenta, para alcanzar la meta que me había propuesto: filosofar a la luz de la ciencia”.
Carrera
En 1938 Mario comenzó el doctorado en Ciencias Físico-matemáticas de la Universidad de la Plata (UNLP), que eligió por sobre la UBA porque era más moderna y ya tenía laboratorios. La UNLP era la más avanzada de Latinoamérica, ya que fue concebida en 1900 dándole prioridad a las ciencias básicas y para esto se apoyaba en tres pilares: El Museo de Ciencias Naturales, el Instituto de Física y el Observatorio Astronómico. Uno de sus profesores en esta carrera fue el reconocido escritor Ernesto Sábato.
Sostenía que, como el pueblo le pagaba los estudios, él tenía que retribuirlo de alguna manera. Por esta razón fundó ese mismo año la Universidad Obrera Argentina (UOA), inspirándose en la Universidad Obrera de México y la Workers´ School de Nueva York. En los distintos inmuebles alquilados en los que funcionó se daban cursos para los trabajadores de los sindicatos.
Uno de los integrantes de la nómina de profesores fue Arturo Frondizi (presidente entre 1958 y 1962), quien daba Derecho Laboral y otra fue su primera esposa, Julia, con la que tuvo sus dos primeros hijos. La UOA funcionó hasta el año 1943 cuando fue cerrada por la Policía Federal bajo la orden de Juan Domingo Perón, que había sido nombrado Secretario de trabajo luego del golpe de estado que comenzó la dictadura conocida como Revolución del 43.
Este fue el primero de los inconvenientes que tuvo Mario con el gobierno peronista, debido a carácter contestatario y su ideología socialista. En 1943 su padre fue preso por defender la posición de las Fuerzas Aliadas en la Segunda Guerra Mundial (poco antes de su muerte), en 1951 él fue detenido dos semanas por incitar, supuestamente, una huelga ferroviaria y un año más tarde fue cesanteado de su puesto de ayudante de trabajos prácticos en la cátedra de Física de Teófilo Isnardi, por negarse al aporte “voluntario” del 10 % que se les descontaba a los empleados del estado para la fundación de beneficencia de Eva Perón.

Muchos años después, en una entrevista que dio en 2019 a La Nación revista, dijo lo siguiente: “Reconozco que tampoco entendí al peronismo, simplemente porque el peronismo atacó a los universitarios y a las universidades, y yo tomé la defensa de eso. Fui gorila. Lo confieso con toda vergüenza, mi iracundia política no llegó a entender al peronismo”.
No obtuvo cargos de profesor hasta después de 1955, cuando un nuevo golpe de estado terminó con la segunda presidencia de Perón. Mientras tanto ocupó su tiempo dando clases particulares, trabajando en una constructora, lanzando en 1944 una revista de filosofía racionalista llamada Minerva (que fue cerrada al año por falta de recursos) y haciendo su tesis doctoral, que duro nueve años. Su tutor de tesis fue el gran físico Guido Beck, quien había trabajado en Europa con eminencias de la disciplina como Werner Heisenberg, Niels Bohr, Lord Rutherford y Louis de Broglie.
Una vez que la revolución libertadora de 1955 asumió su gobierno de facto y comenzó con la reorganización de las universidades públicas, Mario recuperó la posibilidad de acceder a cargos docentes. Ese mismo año fue nombrado profesor de Física Teórica tanto en la Universidad de Buenos Aires, como en la Universidad de La Plata.
En 1956 se concursó la cátedra de Filosofía de la Ciencia en la Facultad de Filosofía y Letras. A este concurso se presentaron diez postulantes, de los cuales, solo Mario tenía publicaciones en la materia, razón por la cual fue elegido de manera unánime. En sus clases de filosofía, fue impresionado por una joven estudiante diecinueve años menor, Marta Cavallo, con quien se casó y tuvo dos hijos más.
A partir de 1963, Bunge siguió su carrera profesional fuera del país. Primero vivió en EEUU, hasta 1965, luego en Alemania durante un año y finalmente en Canadá a partir de 1966, país en el que se radicó hasta el día de su muerte en 2020, a la edad de cien años. En este último destino fue profesor de Filosofía en la McGill University de Montreal hasta el día de su retiro.
Su filosofía, libros y reconocimientos
Mario Bunge tiene unos veinte doctorados honoris causa en universidades de distintas partes del mundo, un premio Príncipe de Asturias (1986), dos premios Konex (1986 y 2016), un premio Guggenheim Fellowship(2009) y un premio Ludwig von Bertalanffy (2014). Fue parte de la Asociación Estadounidense para el Avance de las Ciencias a partir de 1984 y de la Royal Society of Canada, a partir de 1992.
El motor de su filosofía fue la polémica. Sus clases seguían el modelo platónico de debate, con una dinámica horizontal guiada por preguntas y respuestas. Creía que era mucho más valioso producir nuevas ideas que hacer investigación histórica. Explicó que, con el tiempo, llegó a formar su propia filosofía que llamó materialismo sistémico.

De Heidegger y de Nietzsche decía que era en prenazis que nunca buscaron la verdad e inspiraron a filósofos que hoy inventan cosas como la posverdad. De Hegel dijo que era incomprensible porque era irracional. De Freud decía que no había cambiado nada y del psicoanálisis, que era una psudociencia que pretendía explicarlo todo y no lograba nada, no explicaba ni siquiera la sexualidad. Siempre criticó a todas las pseudociencias, dentro de las cuales incluía a la ortodoxia económica (libre comercio) y las pseudomedicinas (homoeopatía, acupuntura, psicoanálisis, etc).
Publicó una cantidad incontable de libros y artículos, no solo de física y filosofía, también de epistemología, metafísica, ética y filosofía política, a tal punto que se convirtió en el filosofo más citado en habla hispana de la historia. Algunos de estos libros son: “La Ciencia su Filosofía y su Método”, “Las Pseudociencias, ¡Vaya Timo!”, “Crisis y Reconstrucción de la Filosofía” y “Mario A. Bunge. Memorias. Entre dos mundos”.