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Sociedad

De acá viene la frase "derecho viejo"

Una de las expresiones más típicas de Buenos Aires, "derecho viejo", tiene sus raíces en los arrabales porteños de la segunda mitad del siglo XIX.
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Una de las expresiones (o frase) más típicas de Buenos Aires, "derecho viejo", tiene sus raíces en los arrabales porteños de la segunda mitad del siglo XIX, una época marcada por una gran transformación social y cultural debido a la ola de inmigraciones.

Estos cambios trajeron consigo nuevas costumbres, costumbres que dieron vida a una de las manifestaciones más representativas de la ciudad: el tango.

Cuál es el tango que da origen a la frase "derecho viejo"

En este contexto, el tango surgió como una de las principales expresiones artísticas, con canciones que reflejaban la vida de la gente de los barrios y sus vivencias cotidianas. Entre las primeras composiciones que dejaron una huella perdurable en la historia de este género, se encuentra Derecho Viejo, una pieza instrumental creada por el bandoneonista y compositor Eduardo Arolas, nacido en 1882.

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Se cree que Arolas compuso esta melodía en homenaje a sus amigos estudiantes de Derecho, utilizando el término "viejo" de forma cariñosa, como una forma afectuosa de referirse a ellos. Aunque inicialmente la obra fue solo instrumental, con el tiempo, varios poetas intentaron ponerle letra, pero ninguna de ellas alcanzó el mismo nivel de popularidad que la melodía en sí.

La frase "derecho viejo": ¿De la música al lenguaje cotidiano?

El tango Derecho Viejo fue grabado por primera vez en 1916, y con el paso de los años, el término "derecho viejo" pasó a formar parte del lenguaje popular. A menudo se utilizaba en referencia a las indicaciones de dirección.

Así, cuando alguien preguntaba cómo llegar a un lugar, la respuesta solía ser: "Seguí derecho viejo, nomás", aludiendo a la melodía que había quedado en la memoria colectiva de los porteños.

Si bien la expresión ya no se utiliza con la misma frecuencia que en épocas pasadas, especialmente entre las generaciones más jóvenes, sigue siendo un símbolo de la idiosincrasia porteña. Es una de esas frases que, incluso sin saberlo, transporta a quien la dice a una Buenos Aires del pasado, llena de tango, pasión y una historia que continúa viva en las calles de la ciudad.

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