Un discurso cargado de críticas marcó el cierre de la edición del Festival Nacional de la Papa en Villa Dolores, Córdoba, este año. Las embajadora saliente, Amira Oggas, le dedicó una calurosa reflexión al municipio de Villa Dolores y a la gestión del Festival: la exconcursante no dudó en compartir su frustración respecto de la organización del evento y la tensión escaló cuando desde la organización le sacaron el micrófono a medio decir.
Oggas, la joven de 18 años que entregaba el puesto como embajadora del Festival Nacional de la Papa, inició su intervención diciendo de forma directa que estaba desilusionada con la manera en la que la trataron: "Me encuentro con una mezcla de emociones, por un lado estoy emocionada por cerrar esta etapa, pero, por otro, tengo que ser honesta y decir que estoy desilusionada, con una mezcla de sabor amargo".
Y siguió: "Tal vez estas palabras no sean lo que ustedes esperaban escuchar, pero siento que este es mi deber compartir mi experiencia tal como fue. Sinceramente, me arrepiento de haberme involucrado en este mundo irreal, desde mi vivencia siento que la municipalidad no le da al festival la importancia que se merece".
Las palabras de Oggas no fueron recibidas de manera pacífica por el público que atendía al tradicional Festival Nacional de la Papa que se realiza en Villa Dolores. Ante los primeros gritos y silbidos de quienes estaban escuchando en vivo sus palabras, el conductor de la ceremonia intentó interrumpirla sacándole el micrófono y diciéndole que no era el lugar para decir lo que tenía para decir. Muchas otras personas presentes gritaban "dejala terminar de hablar", pero la decisión oficial fue silenciarla.
El noble gesto de la nueva embajadora en el Festival Nacional de la Papa
Así, la organización del Festival Nacional de la Papa le dio la palabra a la embajadora entrante, Milagros Buco Soto, y su noble gesto deslumbró a todos: la joven se negó a tomar la palabra y le devolvió el micrófono a Oggas, sin antes pronunciar unas palabras de compañerismo y apoyo a su compañera.
"Ami, ¿querés terminar de hablar?", le preguntó a Oggas, y se le acercó con el micrófono en mano para que la exembajadora prosiguiera con su fuerte denuncia.
Así, Oggas prosiguió: "Desde el comienzo todo fue complicado, el día de la elección nos cortaron la luz y ni un clavel nos regalaron, no pudimos decir ni una palabra, nos bajaron y nos sacaron los atributos sin previo aviso. Los medios ya no estaban y nadie nos convocó a conferencias de prensa hasta hoy, lo sentí como una falta de respeto y empatía", admitió.
En esta línea, también recordó "momentos difíciles durante el año" ya que, en varios eventos, "no nos proporcionaron ni comida, ni bebida", y mencionó que su coordinadora, Lara Sánchez, tuvo que "sacar dinero de su bolsillo para cubrir nuestras necesidades básicas".
La crítica de Oggas también apuntó contra el secretario de Turismo de Córdoba, Ignacio Castro, y contra el intendente de Villa Dolores, Maximiliano Rivarola, quienes, según Oggas, nunca convocaron a las embajadoras para participar de actividades importantes. Además, mencionó que sufrieron destrato también en los viajes. "Las invitaciones nunca faltaron, pero el contador de la municipalidad no autorizó casi ninguno de nuestros viajes", señaló, con visible frustración.
Sobre la Feria Internacional de Turismo (FIT), según su testimonio, la situación estuvo marcada por rivalidades y conflictos entre embajadoras, además de intensas discusiones en redes sociales que, en su opinión, solo generaron un ambiente tóxico y negativo.
Las promesas incumplidas fueron otro de los ejes de su crítica. "Muchas promesas se quedaron en el aire, a pesar de mi esfuerzo, pienso que nuestro rol quedó reducido a una imagen sin relevancia real, me robaron la ilusión y nunca tuve la importancia que aparenta", expresó con tono tajante.
En sus palabras finales, Oggas subrayó la importancia del Festival Nacional de la Papa, destacando su rol en la valorización de los trabajadores paperos de la región que se dedican a cultivar y cosechar papa, pero lamentó que muchas veces ese reconocimiento no se vea reflejado, ni en lo económico ni en la organización de las actividades.
"Solo somos una imagen sin importancia, cargamos con algo de lo que nadie se acuerda", concluyó sobre el rol de las embajadoras.