Un 8 de enero de 2006, hace exactamente 19 años, el fútbol argentino perdía a José Luis Garrafa Sánchez, un símbolo del potrero y la esencia más pura del deporte más popular del país. Ídolo indiscutido de Banfield, dejó una huella imborrable con su estilo único y su amor incondicional por la pelota.
Garrafa Sánchez no fue un jugador común. Su vida estuvo marcada por su talento desbordante, su carisma y su espíritu rebelde. Brilló en clubes como Deportivo Laferrere, El Porvenir y Banfield, donde dejó una marca imborrable. Sus gambetas deslumbraban tanto a hinchas propios como ajenos, y su legado trasciende generaciones.
Su historia tuvo capítulos de gloria y otros de frustración. Estuvo cerca de jugar en Boca Juniors, pero una anécdota con Carlos Bilardo lo dejó fuera de ese sueño. Sin embargo, nunca necesitó una camiseta gigante para ganarse el corazón del fútbol argentino.

El apodo Garrafa lo acompañó desde su juventud, en honor al oficio de su padre. Más allá del fútbol, José Luis siempre mantuvo los pies en la tierra y nunca perdió su esencia barrial.
El destino le tenía preparada una despedida trágica. Un accidente en moto, mientras realizaba piruetas en las calles de su barrio, terminó con su vida aquel 8 de enero. Pero su legado sigue vivo en cada potrero, en cada caño y en cada hincha que lo vio jugar.

La carrera de Garrafa Sánchez
José Luis Garrafa Sánchez dejó su huella en el ascenso argentino. Comenzó su carrera en Deportivo Laferrere, donde rápidamente se convirtió en ídolo. Luego pasó a El Porvenir, donde logró el ascenso al Nacional B. Su talento lo llevó a Banfield, donde fue pieza clave para el regreso del club a la Primera División.
También tuvo un breve paso por Bella Vista de Uruguay, pero siempre volvía al lugar donde su corazón latía más fuerte: el potrero.

El pueblo del Oeste lo recuerda con una canción que todavía resuena en las tribunas: "Qué lo vengan a ver, qué lo vengan a ver, no es el Enzo ni el Diego, es el Garrafa de Laferrere".
Hoy, a 19 años de su partida, Garrafa Sánchez sigue siendo mucho más que un jugador de fútbol: es un símbolo eterno del potrero argentino y un ídolo que nunca será olvidado.