El agro argentino tiene un enorme potencial de desarrollo a nivel mundial y cuatro claves para la próxima década lo podrían ubicar en un lugar preferencial en la demanda internacional.
De acuerdo al trabajo realizado por Guido D’Angelo, Bruno Ferrari y Emilce Terré, para la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), esas cuatro claves son: el consumo al alza de proteína vegetal; creciente demanda de producciones sustentables; transición energética y apertura de mercados.
Por el lado de la demanda de proteína vegetal, el consumo está llamada a crecer por dos vías: "una directa, a medida que aumenta el ingreso disponible de la población mundial; y una indirecta, vía la mayor demanda de proteína animal que, a su vez, exige un uso forrajero de productos tales como maíz, harina de soja, sorgo, etc., para su fabricación".
En relación con la demanda de productos básicos agrícolas, siguiendo las proyecciones de la OCDE-FAO al 2033 se prevé que el consumo total crezca 1,1% anual en los próximos diez años, hasta 20,6 millones de calorías. Con relación a la demanda de granos y subproductos como alimento forrajero específicamente, de 2024 a 2033 la FAO y la OCDE esperan que el stock ganadero mundial crezca 10%. Esto se resume en el siguiente gráfico:

Producciones sustentabless
De acuerdo al informe, en los próximos años, se espera que el comercio mundial de biocombustibles, bioplásticos, biofertilizantes, biofármacos y productos derivados de la biotecnología crezca a tasas muy por encima de las subas esperadas en el comercio de aceites, harinas, granos y carnes (Regúnaga & Tejeda, 2023). Naturalmente, estos son mercados de desarrollo más incipiente que los últimos mencionados, pero que ofrecen a la Argentina la oportunidad de posicionarse como exportador líder de productos sustentables al mundo.
En un plano más regional, América Latina y el Caribe se posiciona como un diamante en bruto para la era de los biomateriales, por su gran riqueza biológica y la disponibilidad de recursos naturales. En efecto, la región representa 50% de la biodiversidad conocida a nivel mundial, una quinta parte de las ecorregiones terrestres, 22% del agua fresca disponible, 16% de los recursos de agua marinos, 23% de los bosques y 57 % de los bosques primarios (Chavarría & Trigo, 2019). Además, América Latina y el Caribe es la región en desarrollo con mayor proporción de tierra disponible per cápita apta para incorporar a las actividades productivas.
El agro argentino y la Transición energética
Otro aspecto importante del trabajo marca que en un intento por combatir el cambio climático, reducir la generación de gases de efecto invernadero y, en definitiva, evolucionar a un sistema de producción más sustentable, "el mundo está en una carrera hacia la transición energética, que reduzca su dependencia de combustibles fósiles (como el carbón, el petróleo y el gas natural) hacia fuentes de energía renovables (como la solar, eólica, hidráulica, geotérmica y la biomasa)", señalan.
"En efecto, tal como muestra el gráfico adjunto, el porcentaje del maíz que se utiliza como insumo para la industria de bioetanol como proporción del consumo ha mostrado un crecimiento exponencial en la primera década del siglo XXI a nivel mundial, para estabilizarse algo por debajo del 40%. El uso de aceite de soja para la producción de biodiesel, en tanto, ha continuado su sendero alcista e impulsado más recientemente por el HVO se acerca a representar casi la mitad de la demanda total de este subproducto", detallan los especialistas de la BCR.

La última de las claves es la "apertura de mercados", donde la Argentina tiene relaciones diplomáticas con más de 170 países y dispone de embajadas en más de 100 países. En línea con la apertura diplomática y las múltiples gestiones de las empresas y los diplomáticos, las industrias relacionadas al sector agropecuario argentino tienen presencia en más de 150 estados. De esta manera, la agroindustria argentina llega al 70% de los países del mundo.