Los grandes monstruos de las profundidades marinas fueron un mito que proliferó desde la antigüedad hasta tiempos no tan lejanos, pero que sigue despertando una extraña fascinación, pese a que la ciencia ya ha logrado catalogar la existencia de muchos y la inexistencia de otros.
Y aunque no exista la tortuga que sostiene al mundo, el kraken o el misterioso Cthulhu (Lovecraft), la ciencia sí puede acreditar la existencia- y el peligro de extinción- de varios que en otra época se pensaba que podían ser parte de las historias de terror: el calamar gigante, el cachalote y la medusa melena de león son tres de ellos.

Monstruos con tentáculos: así es el calamar gigante
El calamar gigante es uno de los animales más enigmáticos y misteriosos del mar. Puede alcanzar una longitud de hasta 18 metros, incluyendo sus tentáculos, y su peso puede superar las 900 kilogramos. Estos increíbles cefalópodos tienen los ojos más grandes del reino animal, del tamaño de un balón de fútbol. Aunque su aspecto pueda resultar intimidante, el calamar gigante es un cazador solitario y esquivo.

Monstruos gigantes y sonoros: así son los cachalotes
El cachalote es el animal con el cerebro más grande de todo el reino animal. Puede alcanzar una longitud de hasta 20 metros y pesar alrededor de 50 toneladas. Estos impresionantes mamíferos marinos son conocidos por su capacidad para sumergirse a grandes profundidades en busca de calamares gigantes, su principal fuente de alimento. Además, los cachalotes son famosos por su característico sonido, el cual utilizan para comunicarse entre ellos.

Monstruos extraños: las medusa melena de león
La medusa melena de león ártica o medusa melena de león gigante (Cyanea capillata) es una especie de cnidario escifozoo de la familia Cyaneidae. Es la medusa más grande que existe, de la que no se reconocen subespecies.
El ejemplar más largo conocido de esta especie de medusa tenía una umbrela (cuerpo) de un diámetro de 3,7 m y tentáculos que alcanzaban los 37 metros de longitud, y fue hallado varado en las costas de Massachusetts en 1837. Se encuentra principalmente en el Círculo Polar Ártico