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Columnistas

El “número de soldados”, la excusa de Milei para salvar a los adversarios que vino a combatir

Javier Milei llegó a la Presidencia al grito de “la casta tiene miedo”. Durante su campaña, repitió que “una Argentina distinta es imposible con los mismos de siempre”. A un año de su desembarco en Casa Rosada, quedó demostrado que sí había lugar para los mismos de siempre, sino pregúntenle a Daniel Scioli. Y que, más que la casta, debían ser los jubilados, los docentes universitarios y los científicos los que tendrían que temerle al gobierno libertario.

De Scioli podría decirse que finalmente abrazó las ideas de la libertad, y que por eso hay un lugar para él entre las Fuerzas del Cielo. A los jubilados, científicos y docentes, se les podría explicar que “no hay plata”.

¿Pero qué podría decir Milei de la casta sindical, la doblemente condenada Cristina Kirchner y hasta el senador que trafica dólares en Paraguay, Edgardo Kueider? Se trata de tres casos en los que La Libertad Avanza apeló a la estrategia del tero. Es decir, puso los huevos en un lugar y gritó en otro (para proteger a la especie). Y se valió, en los dos primeros casos, de su minoría parlamentaria para desentenderse de los “fracasos” que tuvieron los proyectos de ley “anti-casta” que el mismo Milei había prometido en marzo ante la Asamblea Legislativa.

En el caso de Kueider, primero trató de despegarse del entrerriano, achacándoselo al kirchnerismo. Horas antes de la sesión en la que fue expulsado, Milei consideró que, si era corrupto, debía ser “echado a las patadas en el culo”. Y remató: "Los kirchneristas siempre se sacan los problemas de encima y se lo tratan de cargar a los otros. Los corruptos son los kirchneristas". Por lo bajo, en cambio, el oficialismo se las ingenia para revertir la expulsión.

¿Por qué tanto interés en Kueider? Si bien el senador llegó al Congreso de la mano de Alberto Fernández, se sumó a las filas libertarias y se volvió clave para un oficialismo que cuenta con apenas 6 de las 72 bancas. Y, ante su salida, ese lugar quedó para la camporista Stefanía Cora y, con ella, Unión por la Patria a apenas tres senadores del quórum propio.

Cristina y los sindicalistas no tienen miedo

“Tenemos apenas el 15% de las bancas de Diputados y el 10% del Senado”, repite una y otra vez Milei, al justificar por qué no avanza con tal o cual medida en el Congreso. Pero lo cierto es que esa cifra ínfima (y cierta) no le impidió sostener en pie dos vetos presidenciales, sacar la Ley bases, y legislar por DNU (salvo el decreto de la SIDE que cayó en desgracia).

Cada vez que lo necesitó, La Libertad Avanza negoció con gobernadores, con bloques afines, y con dirigentes dispuestos a ponerse la peluca, para torcer a su favor el destino de sus leyes, vetos y DNU. Para estos casos, el Gobierno no se vio inhibido del número de soldados… sino que triunfaron las fuerzas del cielo.

Fuerzas a las que Milei y sus laderos no apelaron para avanzar con Ficha Limpia, proyecto que de haberse sancionado, le habría impedido a la principal rival de Milei, Cristina Kirchner, ser candidata a diputada el año que viene. Los planes del libertario de confrontar y polarizar al extremo con ella en la campaña 2025 corrían peligro. Por eso, los libertarios no solo no apelaron a sus aliados de siempre para reunir el quórum de la sesión. Sino que bajaron a 8 de los propios.

Después del fracaso de la sesión, y con las redes sociales al rojo vivo, recalcularon y prometieron un proyecto superador al de Silvia Lospennato (PRO), que ellos mismo habían acompañado durante el debate en comisión. Ese texto superador sigue sin aparecer.

Algo similar ocurrió con los gremios. Milei prometió avanzar con una ley para, entre otras cosas, terminar con la reelección indefinida de los líderes sindicales. Pero cuando el texto comenzó a volverse realidad, los libertarios le soltaron la mano a los radicales en el debate en comisión (boicoteando la firma del dictamen) y luego no activaron el acompañamiento de sus aliados para que la ley prosperara en el recinto de Diputados. A cambio, LLA compró la paz en las calles (y los cielos, para el caso de Aerolíneas Argentinas).

En ambos casos –Ficha limpia y democratización de los gremios— sí importó el número de soldados. O sirvieron de excusa perfecta para no tocar los privilegios de la casta a la que tanto dicen combatir.

¿Kueider afuera?

“Todos queremos a los Kueider de la vida ¡afuera!”, le dijo Milei ayer a Luis Majul ayer, post expulsión del entrerriano. Pero lo cierto es que durante el debate, desde Casa Rosada hicieron lo posible para retener al senador.

Al filo de la votación del proyecto de Unión por la Patria, los libertarios llamaron a un cuarto intermedio en el Salón Gris para convencer a los senadores radicales y del PRO de que no se inclinaran por la expulsión del entrerriano, sino que se mantuvieran en la postura de la suspensión.

El giro de ambos bloques respondió al pedido de desafuero de la jueza Sandra Arroyo Salgado en la previa a la sesión. Salvo de algunos amarillos y el radical Maximiliano Abad, que rechazaron la expulsión, el grueso de los senadores de ambos espacios prefirió votar el texto de UP, antes de que la sesión quedara en la nada. (Los votos para la suspensión no estaban)

La mochila de pandora

Fracasado el intento de torcer la decisión de los radicales y amarillos, La Libertad Avanza sacó un nuevo argumento para retener a Kueider en el Senado: declarar como nula la sesión. Adujeron que Victoria Villarruel no podría presidir la sesión porque debía estar a cargo del Poder Ejecutivo ya que Milei se encontraba en Italia.

“Le notificaron del viaje bastante después de la sesión”, dijeron desde el entorno de la Vice a Diario con Vos apenas comenzó a circular esa versión. Ella misma lo dijo más tarde  en sus redes sociales: “Firmé el acta de dando el conforme a las 19”. Es decir, recién a esa hora habría quedado a cargo del Ejecutivo. Además de que Villarruel no ocupó dos cargos al mismo tiempo (el de la Vicepresidencia y el de la Presidencia), su presencia no fue decisiva para el destino de la expulsión de Kueider: no debió desempatar. Se limitó a presidir el debate.

Utilizando formalismos que nunca le interesaron al Gobierno, Milei salió a decir que la sesión debía anularse. “Si la Vicepresidenta preside una sesión del Congreso, está trabajando en el Poder Legislativo y ocupando dos cargos a la vez, lo que es un claro conflicto de intereses”, le explicó a Majul.  

Al parecer… hay conflictos de intereses que sí le preocupan a Milei. Al punto tal que prefiere salvar a un representante de la casta que tanto dice combatir, para respetar las “formas”.  

O tendrá temor a que Kueider hable… y que la mochila de los US$ 200.000 pase a ser la Mochila de pandora.

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