Después de perder la final de la Copa Argentina contra Central Córdoba de Santiago del Estero, jugadores e hinchas de Vélez protagonizaron una batalla campal que fue un escándalo en Santa Fe. Algunos jugadores quedaron derrumbados en el césped, pero otros miraron hacia las tribunas donde estaban los problemas: insultos cruzados entre hinchas y familiares de los futbolistas encendieron la mecha para que la bomba explotara después del encuentro.
Lo que arrancó con gritos y empujones escaló rápido. Algunos futbolistas intentaron calmar la situación, pero otros terminaron metidos en la trifulca. Es que varios jugadores se agarraron a piñas con los hinchas. Entre los involucrados estuvieron el arquero suplente Randall Rodríguez y los jugadores Tomás Guidara y Rodrigo Piñeiro. Mientras tanto, Braian Romero, Elías Gómez y Agustín Bouzat intentaban separar, pero la pelea estaba fuera de control.
El presidente de Vélez, Fabián Berlanga, intentó mediar, pero terminó rodando varios escalones abajo, arrastrado por la violencia. Además, la esposa de Santiago Cáseres, quien estaba en el banco de suplentes, también quedó en medio del caos, cayó al suelo y casi pierde el conocimiento por un golpe.
Finalmente, los familiares de los jugadores del Fortín tuvieron que bajar al campo de juego para refugiarse y recuperar el aliento tras el violento episodio.
El entrenador Gustavo Quinteros intentó desdramatizar la situación al ser consultado por el hecho después del duelo. "No vi nada, me contaron que hubo problemas. Espero que no haya pasado nada grave. La bronca y la angustia pueden hacer que algunos reaccionen mal, pero voy a averiguar qué pasó", concluyó el DT de Vélez en conferencia de prensa.