La gran amenaza para el maíz argentina es, hace ya más de un año, la plaga de la chicharrita (Dalbulus maidis), que propaga la enfermedad de "achaparramiento del maíz", y si bien su población a descendido de manera considerable, se registró un aumento de su número en el norte del país, zona en la cual el insecto es endémico.
Según el último relevamiento de la Red Nacional de Monitoreo de Dalbulus Maidis, realizado por un número de entidades técnicas, en el NOA y el NEA siguen predominando las localidades con ausencia de chicharrita, pero se dio un aumento de estos insectos.
"Esto era esperable, porque se trata de zonas endémicas que no han tenido un vacío sanitario que eliminara los maíces guachos/voluntarios, sea por descuido, porque se produce maíz dulce (para choclo) o porque se dejan gramíneas como cultivo de cobertura donde se produce poroto, entre otros ejemplos", indicaron desde Maizar.
Según detalló la entidad que comanda los relevamientos, “en esta época del año, las precipitaciones, condiciones de temperatura y la presencia del hospedero de Dalbulus maidis (cultivo de maíz y/o maíces voluntarios) son factores que favorecerán el desarrollo de este vector”, por lo cual "se recomienda tomar medidas para que esto no se acentúe en el tiempo, como incrementar e intensificar los monitoreos, controlar los maíces voluntarios y, en caso de ser necesario, adoptar medidas para el control de Dalbulus maidis con el objeto de minimizar sus incrementos poblacionales”.
La chicharrita en el centro del área agrícola
Si bien en el norte hay signos de alarma, en el centro del área agrícola reina la calma. En este sentido, el informe puntualizó que en la región del Litoral, la chicharrita retrocedió respecto del relevamiento anterior, y estuvo ausente en un 95% de las localidades.
En tanto, en el Centro Norte, Centro Sur y Uruguay se observaron valores similares al período anterior, con más del 97% de las localidades sin presencia de Dalbulus en las trampas cromáticas adhesivas.
En estas regiones, dado que ya existen maíces tempranos y tardíos, se hace necesario “intensificar las estrategias orientadas a prevenir el desarrollo del vector”, remarcaron desde Maizar.
En este sentido, se debe “focalizar los esfuerzos en el monitoreo riguroso de los cultivos de maíz ya establecidos, a fin de mitigar su impacto y reducir las fuentes potenciales de infestación para los maíces tardíos, que están atravesando fases iniciales de su desarrollo”, recomendó el informe.