En medio de la euforia financiera, que esta semana agregó un nuevo hito como la casi desaparición de la brecha cambiaria, cada vez se oyen más voces de economistas que apoyaron hasta acá el ajuste fiscal y el rumbo general del Gobierno que advierten sobre el impacto que puede preverse ya para la producción nacional.
El último en hacerlo fue Salvador Di Stéfano, un popular consultor del mundo agropecuario que tiene el mérito de haber anticipado desde principios de año que el dólar iba a tender a la baja y que no habría devaluación.
El presidente Javier Milei, de hecho, retuiteó a mitad de noviembre una participación de Di Stéfano en la señal de noticias TN en la que siempre vivaz y divertido simulaba enojarse e irse del estudio cuando le preguntaban una vez más si era momento de comprar dólares porque estaba muy barato.
“FABULOSO”, escribió así como mayúsculas el jefe de Estado para elogiarlo y aprovechó para castigar a los periodistas del programa de Diego Sehinkman: “Hay que ser muy jodido o ignorante para referenciar el pasado económico de la Argentina cuando por primera vez hay superávit financiero en 124 años. ABSTINENCIA DE PAUTA”, cerró, también en mayúsculas. A las pocas horas, tanto Sehinkman como Di Stéfano contarían en X que se trataba de un paso de comedia convenido por ambos antes del programa. Pero a Milei ya no le importaba el tema.
La novedad es que el mismísimo Di Stéfano que atrajo la atención del primer mandatario aseguró esta semana: “Yo voy a defender el orden macroeconómico pero siempre voy a defender la producción. Se están tirando centros a la importación pero hay que empezar a tirar un centro para el lado de la producción.”
Durante su participación en el programa sectorial “AgroEducación”, añadió: “Para la producción no hay plata, pero para la importación hay plata. Y lo digo como fanático de superávit fiscal”.
El consultor, que vive de gira con sus clientes en distintas provincias, advirtió que en 2025 “la importación va a crecer en la cadena productiva del agro”. “Los tractores chinos que ofertan en la Argentina valen la mitad que los de las empresas tradicionales”, expresó y se preguntó: “¿Alguien está estudiando qué está pasando en la cadena?”
No está claro si el Presidente también va a retuitear estas intervenciones con el adjetivo de “FABULOSO”. O si le mandarán trolls a acusarlo de estar haciendo lobby por una baja de retenciones, como ya le comentaban algunos en el video de YouTube. Pero lo cierto es que hay señales que empiezan a reflejar un contraste entre la fiesta financiera y el mundo de la economía real.
Esta semana hubo 70 despidos en el frigorífico Rafaela Alimentos. Además, Granja Tres Arroyos pidió el procedimiento preventivo de crisis y ya es la cuarta compañía que toma ese camino. Encima, el gigante multinacional Cargill anunció el despido del 5% del personal en todo el mundo y tiene unos 3000 empleados en vilo en la Argentina.
Suena increíble pero el campo se transforma en el caso testigo de lo que se podría llamar la percepción de bonanza versus la realidad. “Yo puedo decir ‘la campaña 24/25 va a ser de las mayores de la historia’ y al mismo tiempo afirmar que no se va a ganar plata”, desafía Di Stéfano. Es cierto, si se ve desde la perspectiva de un jubilado que gana la mínima y le recortaron los medicamentos parece joda, pero miren la explicación.
“El sector ganadero está viviendo una tragedia que nadie la dice en televisión, pero hoy las exportaciones están a pérdida”, arguye Di Stéfano. “China tiene un precio muy malo. Falta negocio de la exportación, porque los precios internacionales están bajos y los costos son altos”, detalla, y agrega otra amenaza reciente: la devaluación de Brasil. “Es el principal productor del mundo y te va a inundar de carne el mercado. La Argentina no tiene ni política agrícola ni política ganadera”, remata.
Que desde el campo se advierta que se pierde competitividad por los costos en dólares y la devaluación de Brasil puede ser sí, una chicana en busca de presionar por una baja de los derechos de exportación, pero sin duda sirve de muestra para entender qué puede llegar a ocurrir en otros sectores que no están en la vanguardia productiva mundial.
Es ahí donde puso el foco también el economista ortodoxo Miguel Angel Broda, que supo emplear a Milei en su estudio, que le dijo al periodista Roberto García que abrir la importación con este dólar barato es “matar gente”. Y también es el punto que viene repitiendo el profesor Juan Carlos de Pablo, habitué de los domingos de ópera en la Quinta de Olivos, que de hecho criticó medidas puntuales como la facilitación de la compra de mercaderías desde el exterior directo a los hogares.
Es que si se consolida la inflación a la baja y el Gobierno consiguiera divisas para sostener el precio del dólar, e incluso aminorar más el ritmo de devaluación mensual del 2 al 1% mensual, a medida que haya algo de recuperación la incertidumbre se va a mudar del mundo de los precios al de las cantidades y el empleo, por el impacto de las mercaderías importadas sobre la producción local.
De hecho, el viernes se conoció el dato de la balanza comercial con Brasil, donde el dólar ya pasó los 6 reales, cuando a principios de año estaba a menos de 5. La consultora Abeceb, que encabeza el ex ministro de Cambiemos, Dante Sica, advierte con todas las letras: “La reducción del impuesto PAIS a fin de año con un tipo de cambio local que se aprecia en términos reales mientras el real brasileño se ha depreciado significativamente reforzarán también la dinámica importadora”.
Según la firma, el tipo de cambio real bilateral entre Argentina y Brasil se ubica en valores mínimos desde 2015, y algo por arriba de los de 1999, “evidenciando un nivel de apreciación del peso considerable”. Traducido: los bienes brasileños se abaratarían respecto de los argentinos, y los productos argentinos se vuelven más caros para entrar al principal mercado del Mercosur.
Las dos caras de esa ecuación se verán en breve. Los argentinos ya suben historias a TikTok impactados por lo accesible que resulta todo en las playas brasileñas. Al mismo tiempo, una empresa textil que fabrica para una multinacional está a punto de perder los pedidos porque la firma evalúa traer el producto terminado desde San Pablo.
En el Gobierno, mientras tanto, trabajan en dos alternativas frente a este panorama. Por un lado, el mensaje que se transmite a los principales empresarios es que por ahora se ofrecerá mejorar la competitividad “bajando impuestos”.
Hay trabajos en torno a empezar a tomar el impuesto a los débitos y créditos bancarios a cuenta de Ganancias, como un primer paso para su posterior eliminación, “como se hizo con el impuesto PAIS”, dicen.
Por otro lado, también se deja correr la posibilidad de una salida del cepo en acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Fondos frescos para reforzar las reservas y algún tipo de flotación cambiaria, tal vez con bandas preacordadas como se había establecido durante un tramo de la administración Macri. Si ese cambio implicará un salto discreto del tipo de cambio o no, estará por verse. Si será en el primer trimestre del año o después de las elecciones, también.
El dato a contramano del discurso optimista de fin de año viene del Banco Central. Van cinco meses seguidos de déficit en la cuenta corriente cambiaria. Es decir que da negativo el balance entre los dólares que entran en la economía y los que salen. También crece de a poco, pero crece, la sangría por el sector turístico. Si hay rebote, además, saldrán más dólares por importaciones. Si la apertura económica es real, también, la presión será mayor.
Los optimistas responden estas dudas con la promesa de que habrá un aporte como nunca de la balanza energética, un vector que por ejemplo en el Estudio Arriazu incorporan como un cambio del juego estructural para la argentina en el próximo lustro, donde quedaría en el pasado la idea de la restricción externa. Nada menos.
Además, agregan a ese panorama la eventual entrada en producción y exportación en ese lapso de cinco megaproyectos de cobre, la nueva soja en el horizonte mucho más que el litio, con demanda asegurada para telecomunicaciones y transporte, entre otros usos masivos.
El tema es que ni siquiera ahí se están activando rápido los proyectos más avanzados. Y eso que recibieron la zanahoria extra de las ventajas que ofrece el Régimen de Incentivos a las Grandes Inversiones. Es el caso de Josemaría, el emprendimiento en San Juan del grupo chileno Lundin en el que acaba de entrar la multinacional BHP.
Según trascendió, como la compañía internacional propuso cambiar la ubicación del pit, el “agujero” donde se hacen las explosiones a cielo abierto, creen que podría ser susceptible de observaciones en el marco de lo que prohíbe la ley de glaciares, una norma que cada vez más las grandes mineras quieren derogar antes de empezar a producir. Porque el arco siempre se puede correr un poco más.
Los bonos y las acciones vuelan. El carry trade, la operación que permite ganar plata operando entre monedas, generó un rendimiento anual en dólares hasta acá del 45%, récord en la historia gracias a la tasa que pagan los títulos que emite el Tesoro, el cepo que no deja otra alternativa para los pesos y el dólar paralelo planchado por las regulaciones que obligan a liquidar el 20% de las exportaciones en el contado con liquidación (unos US$1200 millones por mes).
Pero la inversión posta refleja otra cosa. Diego Giacomini, el ex amigo de Milei que hoy tiene la consultora Economía al Cuadrado, calculó a precios corrientes el dato de “Inversión Bruta Fija Mensual” que mide el estudio de Orlando Ferreres.
Hasta octubre, la administración de La Libertad Avanza tuvo el menor ratio sobre PBI en comparación con los primeros diez meses de todos los gobiernos desde el 2003 hasta acá. Era 17,8% en la presidencia de Néstor Kirchner. Fue 17,1 y 15,9 en los mandatos de Cristina. Siguió Macri con 14,3% y Alberto Fernández con 14,9% y hasta acá el Javo está en 13,8%.
¿La Argentina ha sido un tobogán en materia de inversión esté quien esté en la Casa Rosada? Sí. ¿El ajuste más grande en la historia de la humanidad, la tapa de The Economist, la CPAC en Buenos Aires o las fotos con Elon Musk lo revirtieron? Por ahora no.
Quizás por eso la reactivación tarda en afirmarse. El viernes el Indec informó que la industria y la construcción tuvieron en octubre caídas contra un año atrás y también contra el mes previo.
“El INDEC confirma que la actividad arrancó mal el último trimestre. Ayer había reportado caídas mensuales para la minería en octubre. Hoy lo hizo con la construcción y la industria. En ambos casos los indicadores primarios mostraban deterioro del desempeño, más allá de algunos vende humo que mostraban lo contrario”, posteó en X el financista Gabriel Caamaño.