Roberto Dromi, el padre de las privatizaciones del menemismo en los noventa, murió este sábado en su casa a los 79 años.
En los papeles Dromi fue el Ministro de Obras y Servicios Públicos durante el primer gobierno de Menem, entre el 8 de julio de 1989 y el 4 de enero de 1991. Pero en realidad, fue mucho más que eso: en 1989 le puso firma al desguace del Estado con la Ley 23.696 que apuntó a las privatizaciones en las empresas telefónicas, de gas, de agua, de luz, de ferrocarriles y Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF).
"Nada de lo que deba ser del Estado seguirá en manos del Estado", dijo en una conferencia de prensa junto al exlíder del Partido Justicialista, Menem, en un acto en la Casa de Gobierno cuando empezó la etapa de las privatizaciones.
Antes de meterse en la política como ministro, Dromi fue intendente de la ciudad de Mendoza durante la última dictadura (1980-1981). También fue asesor legal en el Congreso.
Después de que Javier Milei ganó, Dromi se acercó al Gobierno para darle una mano con las privatizaciones y también tuvo reuniones con la vicepresidenta, Victoria Villarruel.
Aunque, a diferencia de lo que pasó en los 90, cuando él diseñó todo el proceso de privatizaciones a través de una norma especial que le daba al Ejecutivo la libertad de hacer las reformas, con Milei algunas privatizaciones entraron en la Ley Bases. Pero el manejo de decretos y las facultades que le dio el Congreso son bastante parecidas a las de aquella época.
Después de haber trabajado con Menem, Dromi siguió asesorando a todos los gobiernos siguientes, incluso a los de Néstor y Cristina Kirchner, siempre en temas de privatizaciones y cambios en las regulaciones del Estado.