Javier Milei está cerrando hoy su participación en el G20 de Brasil y sostuvo una reunión con el presidente de China, Xi Jinping.
Cerca de las 10.40, Javier Milei y Xi Jinping se encontraron para diseñar una hoja de ruta que contemple las necesidades económicas de la Argentina y fortalezca los intereses de Beijing que empuja una ofensiva geopolítica sobre América Latina.
El cónclave sucedió en el hotel Sheraton -adonde se aloja el premier chino- bajo estrictas medidas de seguridad, y se extendió por 30 minutos.
Tras el encuentro, el mandatario se reunirá con el primer ministro de la India, Narendra Modi y a la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva.
En las tres reuniones el presidente intentará conseguir desembolsos para fortalecer las reservas del Banco Central, atraer inversiones externas para crecer y abrir nuevos destinos para las exportaciones.
Durante la campaña presidencial, Milei atacó a China por razones ideológicas y criticó su influencia regional. Sin embargo, a poco de asumir en la Casa Rosada, Milei reformuló su lectura y elogió en público a la economía controlada desde Beijing.
Desde ese momento, China se concentró en la Argentina y espera que la cercanía con Milei implique activar proyectos de infraestructura que responden a su propia lógica de poder.

Milei quiere mantener el swap chino depositado en el Banco Central, y Xi Jinping pretende relanzar la construcción de las represas en el sur y las centrales nucleares en Buenos Aires.
Cuando concluya su reunión con Xi, el presidente se encontrará con Kristalina Georgieva, directora gerente del Fondo. Argentina termina su plan de Facilidades Extendidas a fin de año, y dilata la negociación para cerrar un nuevo programa frente a una exigencia puntual del FMI: si levanta el cepo financiero, podría haber un desembolso extra que fortalezca las reservas del Banco Central.
Luis Caputo rechazó esa exigencia y todo había quedado postergado hacia adelante, pero el triunfo de Donald Trump aceleró los tiempos que había calculado el ministro de Economía. Desde esta perspectiva, Milei hará pesar ante Georgieva sus vínculos personales con el presidente electo de los Estados Unidos.
Argentina y el FMI tienen apenas 32 días para negociar un nuevo programa, y después Washington se paraliza cuando llega la Navidad al pueblo. Milei no tiene apuro -se resiste a devaluar- y jugará la Carta Trump acorde a sus necesidades financieras.

El mandatario argentino hoy sólo quiere dar una señal a Georgieva, y después aguardará que el presidente electo de Estados Unidos jure en enero de 2025. Milei se fue de Mar-a-Lago con una certeza a prueba de maleficios: Trump lo ayudará a gobernar, y el FMI tendrá un papel clave en la resolución de sus debilidades económicas.
Antes de regresar a Buenos Aires, el presidente tendrá un cónclave con Narendra Modi, que gobierna a la India, que es desde el año pasado el país más poblado del mundo. Modi está formado en el Reino Unido y diseñó una estrategia diplomática que le permite actuar como un país intermediario que se mueve en el G20 entre bloques con intereses diferentes.