Juan Grabois montó un pizarrón y una improvisada sala de clases en la entrada de Comodoro Py para denunciar la ilegitimidad de la sentencia que la Cámara de Casación dictó contra la expresidenta Cristina Kirchner.
Allí pegó las fotos de los fiscales Diego Luciani y Gerardo Pollicita y de los jueces Gustavo Hornos, Mariano Borinsky y Diego Barroeteveña, a quienes sindicó como artífices de un gran montaje para perseguir judicialmente a la expresidenta.
“El único destino de Comodoro Py es la demolición”, dijo Grabois después de describir como funciona el lawfare y el Poder Judicial argentino
“Estamos frente a una mafia, un mecanismo extorsivo de disciplinamiento que, fundamentalmente, busca plata. Hay una intencionalidad política, porque si no estarían presos otros funcionarios. Hay algo mucho más grave que es la degradación del Estado de Derecho”, sostuvo.
Estamos frente a una mafia, un mecanismo extorsivo de disciplinamiento que, fundamentalmente, busca plata. Hay una intencionalidad política, porque si no estarían presos otros funcionarios.
Para Grabois, los jueces de Comodoro Py “buscan condicionar la política a través del Poder Judicial, sin importar la realidad de los hechos. Esto es tan burdo como fue el Lava Jato de Lula… Por parte de Cristina, no hay una sola prueba de corrupción. Con una causa trucha buscan proscribir a Cristina Kirchner, que es la máxima dirigente del campo popular”.
En el acto, además, participaron la diputada Vanesa Siley; el ex ministro de Justicia Juan Martín Mena y la decana de Derecho de la Universidad de Avellaneda, Anabella Luccardi.
Cristina Kirchner, por su parte, siguió su propia agenda. Cerca de las 10 de la mañana, rodeada de militantes, la expresidenta salió del departamento de su hija Florencia, en el barrio Constitución, y se especuló que iba a Comodoro Py.
Sin embargo, ella misma se encargó de desmentirlo con un breve video en el que explicó que iba a un acto junto a la intendenta Mariel Fernández: “Estamos saliendo para Moreno, a una reunión con 400 mujeres”.