Una fundación generó polémica por libros de literatura que reciben las escuelas secundarias bonaerenses, a los que acusan de tener "contenido sexual explícito". Se trata de una serie de libros que integran la colección Identidades bonaerenses que se encuentra en las bibliotecas de los últimos años del nivel secundario en instituciones escolares de la provincia de Buenos Aires.
El director general de Cultura y Educación de la Provincia de Buenos Aires, Alberto Sileoni, fue entrevistado por Eduardo Feinmann y desmintió las acusaciones que generaron la polémica: "No son libros de educación sexual para los estudiantes; es una colección de literatura para las bibliotecas. Consideramos que son herramientas para los docentes y los bibliotecarios. No se obliga a los estudiantes a leerlos", dijo el funcionario.
Y agregó: "¿Usted sabe que hay sectores que los quieren meter presos a los 12 y se escandalizan porque a los 17 leen alguna obra de arte?. Luego, Sileoni explicó que los alumnos cuentan que hay cosas que no las pueden hablar en sus hogares, aún con las familias presentes. Entonces nosotros creemos que la escuela es un buen lugar para escuchar a los jóvenes que a veces los escuchan poco. ¿Usted sabe que hay sectores que los quieren meter presos a los 12 y se escandalizan porque a los 17 leen alguna obra de arte?."
Las acusaciones respecto a que obras literarias como Cometierra de Dolores Reyes y Las aventuras de la China Iron de Gabriela Cabezón Cámara, dos escritoras contemporáneas de Buenos Aires, contienen "escenas con contenido sexual explícito" vienen de parte de Bárbara Morelli, la cara visible de la Fundación Morelli.
Este lunes, trascendió en medios de comunicación que dicha fundación interpuso una denuncia penal contra Sileoni, aunque fuentes del entorno del director de Cultura y Educacion bonaerense confirmaron a Diario Con Vos que no han sido notificados y aún se desconoce sobre qué delitos y en qué juzgado se encuentra radicada la denuncia efectivamente.
Morelli, en diálogo con Radio Mitre, sostuvo que estos libros "en nuestra opinión, no son apropiadas para adolescentes tan jóvenes" y expresó que "es una degeneración que este tipo de libros estén en las bibliotecas escolares".
En respuesta a estos comentario, el responsable del área educativa de la provincia de Buenos Aires respondió que las obras son literatura y no libros de educación sexual integral (ESI); que son material docente, es decir, que no son libros de texto que se le dé a los alumnos como lectura obligatoria, y que todos los ejemplares tienen la indicación de necesitar acompañamiento docente para debatirlo en las aulas.
"Cuando usted arranca diciendo estupor y materiales aberrantes para un niño, inevitablemente los oyentes tienen que indignarse", le dijo Sieloni ante acusaciones similares por parte del periodista Feinmann.
Y continuó: "Entonces, esos no son libros de educación sexual, esta es una colección de literatura. No son libros para los estudiantes, son libros para las bibliotecas; consideramos que son herramientas para los docentes y los bibliotecarios. No se obliga a los estudiantes a leerlos".
Del mismo modo, precisó que entre los más de 100 libros que integran el programa "hay libros que tienen una temática política, relaciones problemáticas o escenas de sexo o lenguaje con vocabulario soez, esos libros no van para la secundaria básica, son libros que van para la secundaria orientada; y tampoco va para el alumno que tiene 16 años".
Morelli, por su parte, sostuvo también que "el contenido sexual explícito y temáticas como el aborto no se pueden equiparar con la literatura tradicional" y que "la escuela debe ser un espacio protegido para los chicos, un lugar donde los padres puedan estar tranquilos de que sus hijos no serán expuestos a ciertos temas antes de tiempo".