La exministra de Trabajo de la Nación Raquel Olmos habló de la estrategia del Gobierno de La Libertad Avanza contra la legislación laboral. Al respecto, aseguró que pretenden “deslaboralizar” las relaciones de trabajo mediante la eliminación del sistema de derecho laboral y su reemplazo por relaciones del Código Civil y Comercial y el Código Penal. “Quieren volver al siglo XIX en pleno siglo XXI”, resumió la ex titular de la cartera de Trabajo a Diario Con Vos.
¿Qué mirada tiene del rumbo económico del Gobierno?
La propuesta es antagónica con la idea que nosotros tenemos del desarrollo nacional y además de lo que es un desarrollo nacional inclusivo. Acá se está comprometiendo el futuro económico de la Argentina, las oportunidades de movilidad social ascendente, en aras de un reclamo que reconozco como un reclamo mayoritario de estabilidad, pero nosotros creemos que la estabilidad no debe hipotecar el desarrollo. Podemos reconocer que subestimamos esa demanda y como siempre el peronismo le puso todo su esfuerzo a maximizar los niveles de producción, impulsar la infraestructura a nivel de todo el país, etc. Las restricciones externas que atravesamos, la primera fue la crisis del sector externo que heredamos de Macri, la pandemia, la guerra en los países centrales, y la última que fue como un golpe a la espina dorsal que fue la sequía, hicieron que ese esfuerzo productivo chocara con la restricción de divisas, generando una enorme tensión inflacionaria, que efectivamente la gente manifestó su disconformidad con ese aspecto, porque le desordena la vida, sobre todo a los más humildes, pero la realidad es que eso los llevó a optar por algo que les va a desordenar todo el futuro.
¿Y desde lo político?
Mucho DNU, un sector de la oposición votándole poderes especiales. Desde el punto de vista político lo que veo es que Milei extrema la tensión sobre lo que considerábamos que eran acuerdos sólidos de una convivencia democrática.
Los derechos laborales estuvieron en el centro del debate político durante la última campaña, ¿cómo ve la situación actual?
Hay dos definiciones de Milei que son ilustrativas. Por un lado, durante la campaña identificó los derechos laborales con privilegios. Y eso le permitió dos cosas. Primero, distraer al conjunto de la población respecto de los verdaderos privilegios, que además hoy son los más beneficiarios de su política económica y financiera. Y por otro lado, avanzó en destruir los derechos laborales porque son la base de procesos redistributivos que él quiere atacar, porque su objetivo es maximizar ganancias en manos no sólo del empresariado, sino en particular del empresariado concentrado y del mundo porque la acumulación financiera beneficia también a sectores muy concentrados a nivel global.
Dentro de las modificaciones, recuerdo ahora, hay algunos artículos antisindicales, otros que cambian las relaciones laborales, ¿cuál le preocupa más?
Creo que el problema central es la doctrina con la que se elabora y que tiene por objeto deslaboralizar al trabajador y volver a relaciones que son del Código Civil y Comercial porque en el código laboral digamos lo que es la legislación laboral, se reconoce que el trabajador es el más débil en la relación y, en consecuencia, se prevé como una discriminación positiva hacia el trabajo. Cuando vos deslaboralizás y las llevas a colaboradores, etcétera, las llevas a un Código Civil donde está establecida una especie de igualdad que en la práctica no responde a lo que son las verdaderas relaciones de poder. Y en relación al derecho de huelga se pretende ir hacia su penalización, es decir, sacarlo también del sistema laboral para llevarlo al Código Penal. Entonces quieren eliminar el sistema de derecho laboral y reemplazarlo por el derecho civil y comercial y el derecho penal, es decir, volver al siglo XIX en pleno siglo XXI.
Durante su gestión se discutió mucho sobre el trabajo informal. ¿Qué opina de las reformas realizadas en ese aspecto hoy?
Las reformas tienden a resolver el problema sobre la base de la legitimación de la informalidad, tienden a disolver la frontera entre lo que es formal e informal. En las microempresas hasta tres trabajadores se considera que pueden no ser trabajadores sino colaboradores, ahí se pierden todos los derechos laborales, se pasa a otro tipo de relación que está en el marco de lo que llamábamos informalidad. Por otra parte se eliminan las multas, es decir que no hay ningún costo hacia el empleador por tener trabajadores fuera del sistema de derechos. (...) Si además el nivel, digamos la cantidad de trabajo que se ofrece en virtud de la depresión económica es menor, entonces, hay un empobrecimiento general.
Hay otra cosa que me gustaría saber su opinión. Se repite mucho lo del modelo UOCRA, ¿qué cree que implicaría su aplicación indiscriminada de ese modelo?
El modelo UOCRA se afirma en que las obras son áreas que no son de carácter permanente. El trabajador o la trabajadora cuando ingresa a una obra sabe que se inicia y termina, no hay continuidad laboral. En cambio, si se quiere llevar el sistema de fondo de indemnización que tiene la UOCRA al trabajo continuo se generan varias cosas. La primera es un costo financiero adicional para el empleador, por eso lo pusieron opcional. No fue por la libertad de elección, eso no existe porque una vez que el empleador decidió cómo va a ser la relación, al empleado le toca adherir o quedar sin trabajo. Es para que los empleadores estimen si el costo financiero adicional les conviene o no. Encima, como eso tiene una administración financiera, no hay garantía de que en el momento de la desvinculación el trabajador cobre lo que legalmente le corresponde, porque el riesgo por esas inversiones lo tiene que asumir plenamente.
¿Cómo ve el rol que tienen los sindicatos en el contexto actual?
Cuando hay una puja entre el nivel de empleo y el nivel de ingreso, se pierde el nivel de ingreso. En consecuencia, se debilita la capacidad del sistema gremial. (...) Cuando un gremio negocia una paritaria, esos beneficios son de carácter universal, de modo que es lógico que el universo que está abarcado por el beneficio contribuya al fortalecimiento de quien ejerce esa representación en la negociación. El objetivo es que los gremios no tengan capacidad económica para poder dar más beneficios a los trabajadores. Beneficios, por ejemplo, de salud, recreativos, vacaciones. Para ellos todo eso es un cuerpo. Para nosotros hace a la dignidad de los trabajadores.
¿Y cómo analiza el accionar de la CGT?
Hay que reconocer que el origen de este gobierno es democrático y en ese sentido el diálogo es el instrumento central de la relación. Ahora bien, el paro siempre tiene que ser dosificado en este marco. Si vamos a un paro general de 24 horas y después otro de 48, después por tiempo ilimitado, ¿a dónde vamos? Hay que tener en cuenta cuál es el marco jurídico en el que nos estamos desenvolviendo. Y es lógico que la CGT y cada uno de los gremios hagan un balance entre el momento en que hay que formular una acción directa (...) no se puede plantear un tema de paro continuo.
Alberto Fernández fue acusado de lesiones graves y amenazas contra su expareja, ¿qué opinión le merece lo que ocurrió y lo que generó la renuncia del expresidente en el peronismo?
Lo que sucedió y lo que sucede, porque está en el marco de la Justicia, para mí es una sorpresa extremadamente dolorosa y desagradable. Desde el punto de vista político, lo que generó fue una acefalía en las elecciones del Partido Justicialista, que es un instrumento estratégico para poder darle potencia al accionar del peronismo, por lo que se hacía imprescindible resolver esta situación. Cuando uno habla de la reorganización del Partido Justicialista, está hablando de la reorganización del partido más grande de América Latina, con 3.200.000 afiliados. Hay que entender que eso necesariamente genera debates internos. Y la verdad que me parece que finalmente terminó mucho más prolijo de lo que hubiera podido llegar a suceder (...). Estoy muy contenta y reconocida de poder estar incluida en el nuevo Consejo Nacional que encabeza Cristina Fernández de Kirchner.
¿Hay ahí alguna reunión pendiente con Quintela?¿Se puede a partir de ahora pensar en limar las asperezas del pasado reciente y comenzar a discutir un proceso de unidad en el peronismo?
Sí, es imprescindible porque el adversario está fuera, no adentro. Lo que hay adentro son contradicciones internas, necesidad de reconocimientos relativos, pero todo eso obviamente forma parte de la práctica que hay que incluir.
¿Cuáles deberían ser los ejes de la reconstrucción del peronismo pensando en la legislativa del año próximo?
Para mí los ejes están en la formulación del proyecto de desarrollo nacional que el peronismo va a ofrecer en las instancias electorales. Más allá de que la elección del año que viene no es una elección nacional, sino por distrito, la verdad es que el peronismo es un proyecto nacional. Si no se fortalece esa condición, la condición de una cooperativa de dirigentes locales disuelve completamente el sentido revolucionario. De manera que yo creo que ha sido muy oportuna esta reorganización, creo que es favorable que el liderazgo de Cristina signifique además con la condición de la unidad de conducción dentro del partido, para poder formular este proyecto nacional dentro del cual cada una de las regiones, cada una de las provincias pueda sentirse con propuestas de realización, pero nadie se realiza en una comunidad que no se realiza, nadie va a lograr el desarrollo local o provincial si no está enmarcado en un concepto de desarrollo nacional. Y eso es lo que le tiene que aportar el peronismo a nivel nacional a cada uno de sus distritos.
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