Frente a un nuevo intento de escrache público, Juan Grabois perdió la paciencia y reaccionó con violencia hacia un hombre identificado como Marco Viera, quien reclamó que el dirigente “le rompió la pierna”.
Los hechos no quedaron registrados en los videos, posteriores a la pelea, donde se puede ver al transeúnte reclamar por la agresión de Grabois y a este advertirle que “la próxima no va a ser en la pierna”.
Hay varios testigos de la escena, como se puede ver en las imágenes. También quedaron involucrados escritores, entre ellos el poeta y periodista Fabián Casas, que acompañaba al dirigente a una reunión en la librería del Fondo de Cultura Económica.
Según declararon testigos del incidente, Viera increpó a Grabois preguntándole “¿Qué haces acá? Ocupate de los pobres” y lo trató de ladrón.
El episodio es uno más de una larga serie de agresiones políticas que involucran al dirigente del Movimiento de Trabajadores Excluidos, a quien una parte de la sociedad asume como un enemigo público, que encarna a todo lo que el oficialismo denosta.
Ayer mismo, Grabois denunció el violento allanamiento policial a la casa de Fernanda Miño, la exdirectora del Fondo de Integración Socio Urbana (FISU), en que policías irrumpieron de noche a la casa de la dirigenta, encapuchados y con armas de grueso calibre, para revisar la casa, golpeándola a ella y a sus hijas. “Esto no se va a quedar así”, advirtió entonces el dirigente, que viene ya visiblemente alterado.
Una semana antes, Grabois había sido atacado cuando volvía desde el Vaticano al aeropuerto de Ezeiza, por grupos de transeúntes que lo filmaron gritándole ladrón. En esa ocasión, el dirigente quiso responder, pero la policía lo apartó de sus agresores.
En sus redes, Grabois dejó por escrito su posición: “¿Me tengo que dejar correr? ¿Tengo que bajar la cabeza e irme? ¿Tengo que dejar de ir al supermercado o a tomar un café? De ninguna manera... “Pero Juan, no te dejes provocar, están buscando eso", tengo sangre, me enojo, es cierto... pero no es solo calentura. Estoy convencido de que la peor estrategia es dejarse amedrentar. No hay que dejar que amedrenten a otros. Hay que bancar los trapos, siempre”.