Durante la campaña de Javier Milei, el hit “La casta tiene miedo”-que buscaba aterrorizar a “los vivos de siempre”- fue acompañado por la promesa de que el ajuste lo pagarían la política y el Estado. Pero esta semana, a nueve meses del desembarco del libertario en Casa Rosada, el Indec confirmó que los jubilados fueron la principal víctima de la motosierra.
Este jueves, los Milei se las ingeniaron para superar la foto del asado con los “héroes” que apoyaron el veto a la fórmula previsional: los hermanos se encargaron de posar junto a Susana Giménez mientras se conocía que uno de cada dos argentinos es pobre. Horas antes, el mandatario dejaba “de garpe” a los bomberos en Córdoba, y sus senadores le negaban ayuda a la provincia, que desde hace más de una semana se encuentra devastada por el fuego.
De yapa, los libertarios se arrepintieron de avanzar con la democratización de los gremios. ¿La casta tiene miedo?

Café sin leche
-¿Soy yo o el ajuste lo están pagando los jubilados?
-¿Tu café tiene leche?
-No. Lo tomo solo.
-Ah, si lo hubieras pedido con leche, no había. Tampoco hay más medialunas. Todos estamos pagando el ajuste.
Palabras más, palabras menos, este fue el diálogo entre un funcionario de Casa Rosada y quien escribe. En el mundo libertario, que el haber mínimo ronde los $240.000 cuando la canasta básica de un jubilado supera los $ 900.000 es lo mismo que tomar café sin leche. Y sin medialunas.
Si festejar un nuevo ajuste a los jubilados comiendo asado en Olivos parecía insensible, ¿cómo será recordada la foto de Karina Milei con Susana Giménez en Casa Rosada cuando el Indec daba a conocer que el 52.9% de los argentinos son pobres? ¿Y los saludos de Milei y la diva de los teléfonos desde el balcón mientras se evidenciaba que la cantidad de jubilados pobres se duplicó?
Otra foto que quedará para el recuerdo será la de los bomberos de Córdoba formados una hora al rayo del sol, esperando recibir al mandatario que, vestido de Rambo, se limitó a sobrevolar en helicóptero las zonas afectadas por los incendios. Los dejó “de garpe”.
Milei apenas se reunió con el gobernador Martín Llaryora. No hubo anuncios, tampoco palabras de acompañamiento para las víctimas.
Al destrato hacia los bomberos, que vienen combatiendo el fuego a destajo desde hace una semana, se le sumó que en el Senado, el oficialismo no acompañó la ley que declara la emergencia ambiental, económica y financiera en Córdoba.
La explicación de la bancada oficialista fue que el texto no especifica de dónde saldrían los fondos para su financiamiento. Minutos antes, esos seis senadores habían levantado la mano para sancionar la ley de ampliación del Registro Nacional de Datos Genéticos, impulsado por Patricia Bullrich, que tampoco incluía ese dato.
Los votos para la aprobación de la ley sobraban. Aun así, el bloque que conduce Ezequiel Atauche optó por reflejar en el tablero de votación (con tres ausencias y tres abstenciones) que no estaban de acuerdo con la iniciativa que ahora deberá tratar Diputados. ¿Qué quisieron comunicar?
¿Y la ley anti-casta?
En los últimos días, los libertarios eligieron un nuevo enemigo: el gremio APLA, luego de las medidas de fuerza que afectaron a miles de pasajeros de Aerolíneas Argentinas.
El gobierno libertario aprovechó el malestar generado por la cancelación de los vuelos para reimpulsar la privatización de la aerolínea de bandera por segunda vez en el año (la primera, que fracasó, fue con la Ley bases).
En un comunicado de prensa lanzado ayer, en el que anunciaron la firma del decreto para privatizar la compañía, les dedicaron un párrafo a los gremialistas. Subrayaron que la compañía se encuentra “hostigada por una casta sindical que cuya única prioridad es mantener privilegios”.
Lo paradójico es que esta misma semana, mientras el conflicto con APLA iba in crescendo, por orden de Casa Rosada los diputados de LLA se negaron a firmar el dictamen de un proyecto impulsado por Martín Tetaz (UCR) que busca democratizar los gremios.
Entre otros ítems, el texto le pone un límite a las reelecciones de los dirigentes sindicales; establece que la dirigencia debe presentar declaraciones juradas y erradica los descuentos compulsivos. “Queremos estar bien con la CGT”, dijeron fuentes libertarias al explicar por qué decidieron no firmar el dictamen. Como sintetizó Tetaz en diálogo con este medio: “El Gobierno cachetea con una mano a (Pablo) Biró y con la otra le hace caricias a Moyano”.
Nota al pie: el 1 de marzo Milei anunció que enviaría al Congreso un “paquete anti-casta” que incluiría el límite a las reelecciones de los sindicalistas. Jamás lo presentó y, a horas de firmar el dictamen impulsado por Tetaz, pusieron el pie en el freno.
¿La casta tiene miedo?