El precio de los alimentos continúa en ascenso, como así también la brecha entre lo que recibe el productor y lo que pagan los consumidores en la góndola. Según un informe de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), el valor de un agroalimento se multiplicó 3,2 veces en agosto entre la tranquera y el mostrador. Dicho de otra manera, por cada 3,2$ que una persona gasta en la compra, el productor recibe solo $1.
Esta brecha es algo clásico en este negocio, que se exacerba mucho más en el caso de las economías regionales, donde los intermediarios se quedan con una porción importante de la torta.
De hecho, la participación del productor en el valor final del alimento retrocedió con fuerza el mes pasado, ubicándose en el el 30,9%, un 13,4% menos con respecto al mes anterior.
“Durante el mes de agosto 2024, fruto de la disminución del poder adquisitivo y la falta de convalidación de precios por parte del consumidor, se observó una caída de demanda de alrededor del 35%. Al ser, por lo general, productos perecederos, la situación forzó a distintos eslabones de la cadena de valor (mayoristas y minoristas) a resignar parte de la renta”, explicó en este sentido el trabajo de CAME.
Además, “debe considerarse el incremento de costos tanto en insumos dolarizados, tasas municipales, como también en transporte, logística, arrendamientos, combustibles y salarios, por mencionar algunos”.
En lo que respecta a cuestiones meramente productivas, el informe puntualizó que en la actualidad “se está atravesando una incertidumbre -natural de la época del año-, donde algunas regiones ingresan con su producción al mercado, mientras otras están en retirada”.
Asimismo, “tras las fuertes heladas que habían mermado la oferta, este mes se incrementaron los niveles de producción y, como consecuencia, se observó una disminución en los precios de varios productos de la canasta, lo que explica el descenso en la participación del productor”.
Mayores brechas
Los productos que exhibieron la mayor diferencia entre lo que recibió el productor y lo que pagó un consumidor en góndola fueron el limón, cuyo precio se multiplicó 15,4 veces; la mandarina (10,5 veces); la pera (6,8 veces); la lechuga (5,9 veces); y la manzana roja (5,8 veces).
En el caso del limón, se registró un aumento del 1% en origen y 17,4% en destino, atravesando una situación crítica desde hace tiempo. “Ante la falta de ventas, algunos productores decidieron no cosechar, porque el precio que pagan las industrias no llega a cubrir los costos de producción”, comentaron desde CAME.
Los precios de la mandarina, por su parte, también se incrementaron en ambos extremos de la cadena: 1,4% al productor y 14,8% al consumidor. “El consumo ha caído significativamente y hay un exceso de oferta, dado que ha sido una muy buena campaña en términos de calidad y volumen”, plantea el estudio.
En el caso de las frutas de pepita, tanto la manzana como la pera presentaron incrementos en destino (1,7% y 4,3%, respectivamente), mientras que en origen presentaron comportamientos disímiles: la primera aumentó su precio al productor (20,7%) por la cantidad de fruta de cámara de frío que hay en el mercado, pero la pera tuvo una baja mensual del 5,5% por baja demanda y un ajuste con respecto al mes anterior.
Por último, se encuentra la lechuga, producto que disminuyó tanto al productor (39,3%) como al consumidor (0,1%), por un incremento en las cantidades ofrecidas.
Menores brechas
En contraposición, el pollo fue el alimento donde menos diferencia se registró entre lo que recibió el productor y lo que pagó el consumidor, siendo la brecha de solo 1,9 veces, mientras que los huevos, por su parte, aumentaron un 5,4% en góndola, pero bajaron 1% al productor, multiplicándose el valor dos veces.
En lo que respecta a los productos hortícolas, el zapallito (2,1 veces) presentó una disminución en sus precios tanto de origen (37,7%) como de destino (34,2%), como consecuencia de las heladas que afectaron su calidad. Por otro lado, el pimiento (2,4 veces) presentó el mismo comportamiento, visualizándose una baja en los precios al productor (25% por aumento de oferta) y al consumidor (4,5%).
Por último, la única fruta que se ubicó entre los productos con menor brecha campo-góndola del mes fue la frutilla. Con 2,3 veces, disminuyó su precio en destino un 16,1%, pero aumentó 1,2% en origen.