Esta semana Patricia Bullrich llenó un casillero que hasta el momento tenía vacío. Es que en su derrotero de represión, ya le había dado con todo a "planeros", maestros, jubilados, estudiantes universitarios, manifestantes organizados y de los espontáneos. Pero nunca, nunca había mandado a gasear a alguien que va a la escuela primaria.
Hasta ahora. A ella, que le encanta mandar reprimir, con protocolo o sin protocolo, esta semana se puede colgar la cocarda que su gente le tiró gas lacrimógeno a una nena de apenas 10 años.
Y, de los creadores de "algo habrán hecho" o "seguro que ella tenía la pollera muy corta", llegó rápidamente el "para qué llevan a una nena de 10 años a una manifestación". Pero bueno, así las cosas en Liberlandia de Javier Gerardo Milei, los jubilados no solo resultaron ser la casta que había que ajustar, sino también los zurdos desestabilizadores que hay que reprimir. A prepararse los alumnos de 4to y 5 to grado de la escuela primaria, porque ya lo probamos el miércoles y los próximos a reprimir serán ustedes.
Fede Aguilera, siempre lúcido e imaginativo, recrea cómo sería el "museo" de las represiones que, orgullosa, Patricia exhibe en su palmarés a cargo de la seguridad nacional.