El Gobierno acelera sus presiones sobre la AFA para que la entidad madre del fútbol argentino habilite las Sociedades Anónimas Deportivas (SAD). El argumento es que la inyección de capitales privados externos a los clubes permitiría sanear cuentas, que en muchos casos están complicadas, y elevaría la vara de la competencia y del estado de las instituciones.
Por el lado de la AFA, y de la amplia mayoría de los clubes que apoyan firmemente al Chiqui Tapia, se responde una y otra vez que la empresarización de los clubes a través de las SAD atentaría contra muchos de los roles que se cumplen en ellos, como las escuelas, los deportes amateur, y cualquiera de sus múltiples espacios de contención social, que no son redituables financieramente, sino que responden a una lógica de comunidad y bienestar a nivel social. Además de que, obviamente, afectaría la capacidad del socio de tomar decisiones, aunque sea desde el voto.
“Hay algunos clubes que informalmente funcionan como Sociedades Anónimas”, aseguró hace unos días el ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, quien está detrás del proyecto nacional que permitiría a los clubes abrir la posibilidad de que los socios voten si quieren que sus clubes sean privatizados.
Se trata de un secreto a voces, algo que no está blanqueado pero que se sabe. Hay varios clubes en nuestro país que hoy en día mantienen una estructura de financiamiento externo importante. Algunos de los casos más conocidos son el de Talleres de Córdoba, Defensa y Justicia y Deportivo Riestra.
¿Hay gerenciamiento de clubes en Argentina?
Para referirse a estas instituciones, muchas personas usan el término gerenciamiento. Pero cabe aclarar que el gerenciamiento de los clubes implica la tercerización del manejo del fútbol profesional a un tercero. Esta empresa a veces también se hace con otros derechos vinculados al fútbol, según cada caso. De esta manera, el club cede todos los activos a la empresa para que ésta los administre a cambio de un porcentaje de cada una de las utilidades que se generan.
La inyección de capitales privados en el fútbol argentino tuvo su puntapié inicial en la década del 80, con el club Loma Negra de Olavarría. Impulsado inicialmente como una ayuda económica a raíz de una fuerte inundación en la ciudad, Amalia Lacroze de Fortabat, dueña de Loma Negra - la mayor cementera del país y la contratista favorita para las obras públicas de la dictadura- decidió apostar fuerte al crecimiento del club, que terminó jugando dos años en Primera División, sin pasar desapercibidos. Este caso abrió la puerta para muchos otros que vinieron después, aunque no se trató de un gerenciamiento propiamente dicho.
Algunos de los clubes que sí fueron gerenciados en Argentina fueron Racing a través de la famosa empresa Blanquiceleste SA, Quilmes con Exxel Group y los casos cordobeses de Talleres y Belgrano, con las empresas Ateliers y Córdoba Celeste, respectivamente. También hubo un recordado fallido intento de gerenciamiento en San Lorenzo a través de la empresa suiza ISL.
La configuración actual no impide el acuerdo con privados. El tema es si el ingreso de ese capital te permite el control del club. Esa es la diferencia.
Ezequiel Fernández Moores
Sin embargo, lo que hoy ocurre no es un gerenciamiento propiamente dicho, o al menos no se conocen públicamente contratos que lo respalden. “No tenemos acceso a documentación para determinar cuáles son las condiciones y el marco legal en el cual están funcionando cada uno de esos clubes”, afirmó a Diario Con Vos el abogado y dirigente de San Lorenzo César Francis.
“Hoy hay otro tipo de acuerdos en el manejo del fútbol con el armado de los planteles, que tampoco encuadraría en un gerenciamiento porque el presidente del club sigue siendo el presidente del club, la Comisión Directiva sigue siendo la Comisión Directiva, y siguen decidiendo sobre el destino de cada una de esas instituciones”, agregó, sobre este tipo de modelo "gris".
En la misma línea, el periodista deportivo Ezequiel Fernández Moores afirmó a este medio que el ingreso de capitales en el fútbol es algo obvio, natural y lógico. “Hay mil formas de asociación, es lo más lógico y es histórico. La configuración actual no lo impide, más todavía en situaciones de salvataje. El tema es si el ingreso de ese capital te permite el control del club. Esa es la diferencia”. Y es el punto clave.
Los casos de Defensa y Justicia, Talleres y Deportivo Riestra
En este sentido, el caso de Deportivo Riestra es uno de los que más llaman la atención debido al meteórico ascenso de la categoría más baja a la más alta, en un lapso de solo 10 años. Casualmente, es el mismo tiempo en el que la marca de bebida energizante Speed Unlimited lleva siendo el principal sponsor del club. La empresa está vinculada al polémico abogado Victor Stinfale, a quien muchos apuntan como el hombre que maneja el club desde las sombras.
Esto, por supuesto, es negado desde la institución de Bajo Flores. “Mucha gente piensa que Riestra está gerenciado, pero solo hay un sponsor que colabora mucho. El club lo manejamos las autoridades, ellos colaboran con la Primera por la publicidad, pero no tiene injerencia en las cosas que pasan en el club”, aseguró el Presidente de Deportivo Riestra, Fernando Salorio, en diálogo con Diario Con Vos.
“Es un sponsor fuerte, pero no es gerenciamiento, no hay ningún tipo de condicionamientos”, agregó. Sin embargo, deslizó que desde Speed sí ocupan cierto rol a la hora de tomar algunas decisiones: “Con la comisión directiva nos juntamos para ver los jugadores que se traen, los que se van. Tenemos una comisión de fútbol de los dirigentes, que tenemos un nexo obvio con la empresa para acercar jugadores, tanto ellos como nosotros, y ponernos de acuerdo en el tema económico”. La empresa claramente tiene más peso, ¿o la dirigencia puede imponer decisiones frente a este inversor?
En el caso de Talleres, el propio presidente Andrés Fassi declaró hace algunos días que en los últimos años el club “se ha manejado como una sociedad anónima”. “Vino una persona a poner un recurso económico muy importante y a profesionalizar el club. Así, no dependemos de nadie desde el aspecto económico”, remató.
Fassi fue electo en 2014, justamente cuando Talleres volvió a manos de sus socios tras 10 años de un gerenciamiento que se impuso por una situación financiera crítica. Arribó tras décadas en México, donde llegó a ser vicepresidente del Grupo Pachuca, un grupo empresario que se hizo con el club mexicano del mismo nombre en 1995 y lo convirtió, de un modesto club de fútbol, en una gran empresa. Ese parece ser el plan de Fassi con el club cordobés, al cual maneja más como empresario que como presidente.
El Grupo Pachuca es dueño además del León (México), Real Oviedo (España) y Everton (Chile). Entre 2014 y 2016, el grupo empresario mantuvo un acuerdo por el cual invirtió un dinero en Talleres. Es decir, con Fassi el club dejó de estar gerenciado en los papeles, pero inició otro tipo de modelo de inversiones privadas que continúa hasta hoy, ya sin los mexicanos, sino con “amplia mayoría de inversionistas cordobeses”, según afirma el mandatario de la T.
Algo similar es lo que ocurre en Defensa y Justicia. El club desde 2014, año que ascendió a la Primera División, no paró de crecer y conseguir logros deportivos. El nombre clave en la historia del Halcón es el del empresario Cristian Bragarnik, reconocido representante de jugadores y entrenadores, también dueño del Elche de España, que juega fuerte en términos económicos con Defensa y Justicia.
En los papeles, Bragarnik cumple con el rol de “asesor deportivo”, pero gran parte de los sueldos de los futbolistas correrían por cuenta del empresario. Se trata de alguien que tiene más de 100 futbolistas y una decena de entrenadores, y muchas veces ha quedado bajo la lupa por triangulaciones de estos actores entre los clubes con los que tiene mayor relación. Un negociado evidente, pero habilitado. Evidentemente, en estos casos hay una preferencia por mantener esta dinámica y no avanzar con las SAD.
Moores destaca que dentro del negocio se puede apuntar para distintos lados, dando lugar a lo financiero, pero también a lo deportivo: “Se pueden priorizar temas de identidad, a qué va a jugar el equipo, el cuidado de las instalaciones. Después entra en el negocio del fútbol de modo muy brutal en términos de cómo se arman y desarman los equipos”.
Francis agregó que los clubes, en estos casos, pueden rescindir los convenios que tengan por las causales que ellos entiendan. Y remarcó que, a diferencia de los clubes gerenciados, estos siguen decidiendo sobre el destino del fútbol profesional del club: "En la actualidad los clubes siempre son de los socios y dependen de las dirigencias votadas por la masa societaria".
Si ya puede haber inversiones, ¿para qué las SAD?
Ernesto Cherquis Bialo afirmó a este medio que este "modelo gris" es una manera en la que clubes más chicos tienen la posibilidad de equiparar un poco los ingresos que pueden tener Boca o River por parte de la televisión. “Yo necesito tener un equipo competitivo, entonces hago un mix: tengo a divisiones inferiores legítimas del club y tengo unos empresarios que necesitan una camiseta para que los jugadores que ellos tienen puedan jugar en Primera y mostrarse”, explicó el periodista, señalando esta situación como una suerte de contrapeso en la balanza que permite hacer a estos clubes elevar la competitividad.
“Los jugadores son de ellos, pero no me hipotecan, no me endeudan, no me generan un problema con la masa societaria”, agregó, marcando una diferencia sustancial con lo que ocurre si un club es despojado de su condición de asociación civil sin fines de lucro. En este sentido, Cherquis marcó que si bien es algo que beneficia a los clubes chicos, en clubes más grandes la ecuación es distinta: “Cuando se dice que el club es de los socios, ¿Qué socios? ¿Es lo mismo la cantidad de socios, de familia, de cultura, de trayectoria que tiene Riestra a la que tiene San Lorenzo? Para Riestra meter a Stinfale es un paso adelante; para San Lorenzo meter al mismo Stinfale es desaparecer”.
Hoy los clubes están absolutamente habilitados a tener acuerdos comerciales con terceros, que les da la posibilidad de generar mayores recursos e ingresos que permiten a la institución seguir creciendo. ¿Cuál es, entonces, la necesidad de modificar su personería jurídica, con todo lo que conlleva, y dejar afuera de las decisiones a sus socios? ¿Por qué insistir con las SAD?
Las SAD son herramientas que encubren el lavado de activos de gente que tiene muchísimo dinero y no la puede blanquear.
Cherquis Bialo
“Porque lavan dinero”, respondió concretamente Bialo ante esta pregunta. El periodista deportivo aseguró que el único motivo por el cual un inversor esperaría a que un club se privatice para hacer sus aportes, es porque necesita realizar enormes desembolsos de dinero sucio, proveniente de mercados ilegales: “Las SAD son herramientas que encubren el lavado de activos de gente que tiene muchísimo dinero y no la puede blanquear. Antes el fútbol era una herramienta extraordinaria para esto comprando jugadores. Ahora se compran los clubes”.
El caso de la discusión por las SAD en Argentina, hoy, se da además en un contexto particular, donde el mismo Presidente de la Nación llama “héroes” a los grandes evasores fiscales. “Si en un Decreto de Necesidad y Urgencia el Gobierno te dice que se puede blanquear el dinero sin dar explicaciones, y dice a los inversores que el que trae más de 200 millones de dólares no tiene que explicar la trazabilidad de la guita, ¿qué haces? Me compro un club, lavo la guita y después me voy a la mierda”, sintetizó Bialo el esquema que cree se generará en caso de avanzar con este modelo.
Cabe destacar que el debate de las SAD nunca fue provocado por los socios de los clubes, sino que lo está provocando el Gobierno mismo. “Quieren cambiar la matriz del fútbol. Es tan visible el fútbol que si lo cambian dan una señal muy poderosa al resto de la sociedad. No es solo el negocio, sino el ruido que puede hacer ese negocio. Es como una señal de cambio de raíz de cuestiones sociales”, remarcó Moores.
Argentina lleva una década de problemas económicos, que lejos de solucionarse son cada vez peores. En este contexto, resulta lógico que el fútbol quede un poco atrás de otros en términos de plata. Teniendo esto en cuenta, sería positivo buscar la manera de fomentar las inversiones, de que se pueda elevar la vara, sin que esto implique sacarle su esencia al fútbol del país campeón del mundo.