No solo basta con contar la cantidad de dólares que produce el campo, sino también es necesario saber cuántos invierten y arriesgan los productores en cada campaña agrícola. Según un estudio de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), en la siembra del ciclo 2023/24, que acaba de finalizar con la recolección del maíz, los agricultores "enterraron" US$ 15.024 millones, la segunda cifra más alta de los últimos ocho años.
Este cálculo se realizó teniendo en cuenta los gastos en siembra, pulverizaciones e insumos en soja (de primera y segunda), maíz (temprano y tardío), trigo, girasol, sorgo, cebada cervecera y cebada forrajera y se dejaron afuera costos laborales, de cosecha y logísticos, entre otros.
En la campaña 2023/24 los costos asociados a la producción disminuyeron con relación al ciclo anterior, que estuvo caracterizada por precios muy elevados en los principales insumos, los cuales se habían visto apuntalados a partir del inicio de la guerra entre Rusia y Ucrania en 2022.
Pero si bien los valores disminuyeron desde entonces, la superficie sembrada con los granos anteriormente mencionados fue "la segunda más elevada de la historia y, por este motivo, las inversiones totales en siembra, pulverización y cultivo fueron también las segundas más altas en los registros", marcó el estudio de la BCR.
Así, el área implantada con soja, maíz, girasol, cebada y sorgo totalizó las 36,2 millones de hectáreas, aumentando un 1,2% interanual y quedando apenas 0,1% por debajo del récord que se alcanzó en el ciclo 2020/21.
Teniendo en cuenta esto, y los precios de los insumos claves como los fertilizantes, los costos de siembra, pulverización e insumos habrían rondado los US$ 15.024 millones, siendo los segundos más altos en, al menos, los últimos 8 años.
"Este importe resulta un 9% inferior al de la campaña pasada y un 21% mayor al promedio los últimos cinco ciclos agrícolas", mencionó el trabajo.
Cultivo por cultivo
Ahora bien, teniendo en cuenta los costos de siembra, pulverizaci[on e insumos y considerando la superficie que cada uno ocupó, la BCR estimó que para hacer una hectárea de cebada cervezera, los productores invirtieron unos US$ 436 por hectárea y para la variedad forrajera, US$ 398.
Además, gastaron US$ 320 para el girasol; US$ 603 para el maíz temprano y US$ 639 para el tardío; US$ 334 para la soja de primera y US$ 265 para la de segunda; US$ 303 para el sorgo; y U$S 391 para el trigo.
Así, al multiplicar estos promedios por hectárea por la superficie sembrada estimada para cada grano, según cálculos propios de GEA y la Secretaría de Bioeconomía, la entidad financiera pudo determinar que el conjunto de los agricultores "enterraron" US$ 4.598 millones para el maíz tardío; US$ 4.032 millones para la soja de primera; US$ 2.158 millones para el trigo; US$ 1.492 millones para el maíz temprano; US$ 1.262 millones para la soja de segunda; US$ 615 millones para la cebada cervecera; US$ 595 millones para el girasol; US$ 242 millones para el sorgo; y U$S 30 millones para la cebada forrajera.