El 29 de mayo el presidente Javier Milei visitó las oficinas de Google y mantuvo un encuentro con su CEO, Sundar Pichai. Hubo foto de rigor y posteos en las redes sociales exaltando lo importante de cada reunión con los popes empresarios para poner a la Argentina en la atención mundial. “FENÓMENO BARRIAL EN GOOGLE. VIVA LA LIBERTAD CARAJO”, escribió el primer mandatario así en mayúsculas.
A los pocos días, el 7 de junio, el titular del Consejo de Asesores de la Presidencia, Demian Reidel, fue entrevistado por Ignacio Olivera Doll y Manuela Tobias para la agencia de noticias Bloomberg, y aseguró que el país estaba muy cerca de recibir el anuncio de una inversión muy importante de una gran compañía tecnológica.
“Vamos a hablar de planes concretos”, sorprendió en la nota y acto seguido amplió: “Los primeros anuncios se van a producir en cuestión de semanas, y no de cien semanas, de cuatro, ocho”.
En el cable de Bloomberg se especificaba que Reidel, encargado de armar la agenda de reuniones de Milei en California con los representantes de Meta, Apple y Alphabeth, la nave insignia dentro de la cual está Google, había detallado que era inminente la confirmación de un desembolso de US$ 1000 millones de parte de una big tech, y hacía especial hincapié en que la decisión no estaba atada a que se levanten los controles sobre el dólar, una histórica demanda de las multinacionales que operan en el país y no pueden girar dividendos.
Trece semanas después de aquel anticipo, finalmente Google confirmó que desembolsará US$850 millones para desarrollar un data center, pero será en Uruguay. “La compañía construirá un nuevo centro de datos para impulsar productos y servicios como el Buscador, Youtube, Maps y Workspace (que incluye aplicaciones como Gmail, Docs y Sheets). El proyecto es el segundo data center de la región, después del de Quilicura (Chile), inaugurado en 2015”, informó Pedro Tristant desde Montevideo para Infobae.
La crónica detalla que la compañía ya tiene otros proyectos en San Pablo y en Santiago de Chile y que prevé sumar otro en Querétaro, México, en poco tiempo. El nuevo data center, detalla Tristant, en algún momento estuvo en duda sobre el final del año pasado, pero finalmente hace poco se ratificó y ahora se hizo público.
¿En algún momento evaluaron hacerlo en la Argentina? ¿Le dijeron eso a Milei y Reidel durante su paso por las oficinas en Mountain View? Los que siguen de cerca la industria tecnológica y vienen entusiasmándose con la participación del Presidente de los meetings con los magnates digitales quedaron un poco desconcertados.
¿Por qué habló Reidel con tanta precisión de un proyecto que finalmente se hizo pero en el país vecino? ¿En algún momento se pensó seriamente en traerlo al país? ¿O fue un error de interpretación del economista que se pasó de rosca ante la alegría de que le regalaran un cuadro con el doodle de Astor Piazzolla?
El físico y financista comparte horas de viaje con Milei, quien además lo nombra cuando dice que está trabajando en desarrollos teóricos que pueden merecer en algún momento el Premio Nobel de Economía. ¿Tenía información equivocada? ¿La inversión será otra? ¿O pasó algo que no terminó de convencer a Google de traer sus dólares al único país gobernado por un libertario en todo el planeta?
Ideología vs. negocios
Un contraste similar entre la pompa y la plata dejó este miércoles el paso de Milei por las imponentes oficinas de Mercado Libre en el porteño barrio de Saavedra. El fundador de la mayor empresa privada del país, Marcos Galperin, dejó su residencia uruguaya para venir a la Argentina y estrecharse en un abrazo con el político que viene apoyando hasta el mal gusto en su cuenta de X.
Hubo recorrida, sonrisas, selfies y hasta los presentes le devolvieron “¡viva!” cuando gritó el clásico “¡Viva la libertad carajo!” al final del discurso en medio de las escaleras hechas con la mejor madera de Patagonia Flooring.
Galperin se congració al destacar la coincidencia entre que Mieli siempre diga que quiere hacer “el país más libre del mundo” y que él hace 25 años le haya puesto a la plataforma de ecommerce justamente “Mercado Libre”.
Sin embargo, tanta comunión ideológica no tuvo correlato en la apuesta económica. La compañía valuada en US$100 mil millones informó que pondrá en marcha una inversión de US$75 millones en un centro de almacenamiento a inaugurar a fines de 2025, con el que generará 2300 empleos en la zona de Mercado Central, en La Matanza, una suma mucho menor a lo que se planea hacer en los países que hoy son el corazón del negocio, como Brasil y México.
En la propia agencia Bloomberg, que cubrió el acto del miércoles, notaron la diferencia. De hecho, el periodista Patrick Gillespie, consultó en la conferencia de prensa que dieron los ejecutivos a cargo del proyecto si no planeaban hacer algún desembolso en el marco del RIGI, el régimen de incentivo a las grandes inversiones que otorga beneficios para proyectos de más de US$200 millones. Le respondieron que por ahora no.
Es que en abril, el vicepresidente de Mercado Libre en Brasil, Fernando Yunes, fue a ver a Luiz Inácio Lula Da Silva, señalado como comunista por Milei en los posteos que suele likear Galperin, y le anticipó que pondrán en ese país US$4000 millones. En marzo, la compañía había informado que volcará US$2400 millones en la tierra que gobierna otro presidente de izquierda como Andrés Manuel López Obrador.
Obviamente que hoy el mercado brasileño ya es la mitad de la facturación de la empresa mientras que el mexicano se ubica en segundo lugar, y también es claro que se trata de países con mucha más población que la Argentina, como se desesperaban por marcar los punteros digitales del gobierno ante la evidencia de los números.
Bien valdría aclarar que si ese fuera el parámetro, los US$4000 millones para un Brasil de 300 millones de habitantes deberían haber sido unos US$600 millones de inversión en proporción a los casi 50 millones de habitantes que tiene la Argentina, pero bueh, tampoco ésa es la forma de medir el compromiso con un país al arranque de una gestión.
“La Argentina es el 10% de mi facturación y el 90% de mis problemas”, le susurró Galperin a algunos funcionarios de la Casa Rosada que integraron la comitiva del Presidente. ¿En serio? ¿Y qué porcentaje del crecimiento actual se le debe a la inyección de fondos públicos en impuestos no cobrados de la mano de los beneficios de la ley de software o ley de economía del conocimiento?
En cualquier caso, no se trata de chicanas, sino de aprovechar los casos de Google y Mercado Libre para advertir que una cosa es el show y la masturbación antiprogresista en redes sociales y otra es apostar en serio, asumir riesgos, y apoyar con la tuya mientras todavía se mantiene el cepo, mientras es una incógnita qué va a pasar con la deuda el año que viene o con el mercado interno y la paz social en el corto plazo.
Es claro que los problemas de la Argentina y la desconfianza entre los inversores que miren estas tierras no son culpa de la administración Milei. Pero entonces hace falta más humildad en medio del humo que se emana desde la primera magistratura, sobre todo por el tono que no acepta ninguna crítica porque supuestamente nadie está a la altura de un referente top global que estaría cautivando a los principales empresarios del mundo.
Al advertir las decisiones concretas de inversión, de todas formas, en esas elites también tienen muchos más peros de los que se ven en la sonrisa de una selfie. Con La Libertad Avanza en el Gobierno, ni Nutrien ni Procter & Gamble revisaron su decisión de salir de la Argentina y levantaron campamento, tal vez porque no hubo señales de que mejorará el acceso a divisas. Y aún cuando la Ley Bases está lista con RIGI reglamentado y todo, la petrolera estatal YPF tiene que salir a convencer compradores y posibles socios para hundir el dinero para hacer la famosa planta de GNL en Río Negro para exportar gas, algo que todavía está verde.
Y ni qué hablar de los contratiempos que surgen cuando se trata de proyectos concretos donde hay alguien analizando el posible financiamiento, por ejemplo, de un proyecto de US$500 millones con potencialidad exportadora. Aparecen problemas autoinfligidos por los posicionamientos dogmáticos de los márgenes conspiranoicos.
En las últimas horas, posibles financiadores internacionales de esos negocios hicieron saber que sólo concretarán los desembolsos si se garantiza que el país cumplirá con las normas de protección del medio ambiente que se exigen a nivel internacional, porque de lo contrario habrá mercados que quedarán vedados para los productos argentinos.
En el mismo momento, el secretario de Culto y Civilización de la Cancillería, Nahuel Sotelo, visitaba un streaming y soltaba, sin más, que "ojalá" la Argentina "contaminara cada día más", porque eso significaría un país "más industrializado". ¿En el exterior lo tomarán en serio por el cargo o le restarán importancia como tendemos a hacer todos?
Es decir, el Presidente y su séquito que se dan manija contra la llamada “Agenda 2030” deberán tragar saliva y confirmar que cumplirán al pie de la letra con los postulados que se han cansado de señalar como una forma velada de “llevar al mundo al comunismo”, porque de lo contrario, no habrá RIGI que valga. El RIGI será con Agenda 2030 o no será, por más que Milei grite en un stand up cada vez más surrealista, porque una cosa es el show, las imitaciones y los halagos de los trolls chupamedias del “Javo, los domaste” y otra, la fría letra de los que deciden las inversiones.
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