Gisèle Pelicot, apellido que cuenta que decidió seguir portando por tratarse también del nombre de sus hijos, fue categórica con su decisión de que el juicio fuese público en Francia: este mes comenzó el proceso judicial contra su exmarido de hacía 50 años, Dominique Pelicot, por someterla a drogas que la dejaban inconsciente y oficiar de facilitador para que 83 hombres violaran sistemáticamente a Gisèle entre 2011 y 2022.
Lejos de replicar los detalles mórbidos, este caso de violencia sexual contra las mujeres recorrió el mundo por tratarse de episodios de agresiones sin precedentes: Gisèle Pelicot fue violada sistemáticamente 92 veces mientras estaba inconsciente por más de una década desde su casa en Francia. Su exmarido la drogaba con somníferos y ansiolíticos que escondía en su comida, concertaba las violaciones y las filmaba mientras casi 100 hombres cometían este delito.
El archivo con el registro que la Policía de Francia encontró fue un hallazgo que se produjo por casualidad en 2020, cuando lo investigaron por fotografiar sin su consentimiento por debajo de la ropa a tres mujeres en la vía pública.
Ahí, la Policía encontró las imágenes de la crueldad: 20.000 cintas que contenían 92 escenas de violación, que terminaron por mostrar 83 varones sospechosos confirmados y 51 imputados, que van a juicio junto a Dominique Pelicot.
Hablo por todas estas mujeres que están drogadas y que no lo saben, lo hago en nombre de todas estas mujeres que quizás nunca lo sabrán, para que ninguna mujer más tenga que soportar la sumisión química.
Gisèle se enteró de las violaciones por la Policía de Francia, que le acercó el archivo cuando lo descubrió, pero su cuerpo ya lo venía denunciando antes: caída de pelo, pérdida de peso, pérdida de memoria, fatiga extrema y problemas ginecológicos fueron los síntomas que tuvo durante la década de agresiones.
De víctima a denunciante pública
Al comienzo del juicio, la posición de Gisèle fue clave. En lugar de preferir que su identidad se proteja, procedimiento que se suele aplicar para no revictimizar a la denunciante, Gisèle eligió que se lleve a cabo un juicio a puertas abiertas para que "sirva a una causa más grande y que ninguna mujer vuelva a sufrir una sumisión química", dijo cuando declaró.
La importancia de que se trate de un juicio público radica en que, así, la sociedad puede conocer las caras y los nombres de los culpables: 51 hombres imputados por violación, aunque fueron 83 en total, de entre 26 y 74 años. En palabras del propio Dominique, "de cada 10 hombres, solo 3 se negaban" a violar a Gisèle.
En el inicio del juicio, la denunciante se sentó junto al tribunal y vio las cintas de los 51 violadores. "Violación no es la palabra correcta, la correcta es 'barbarie'", concluye. "Es insoportable, insostenible. Francamente, para mí son escenas de terror". Los hechos de violencia se perpetraron en su propia casa, en la comuna de Mazan, al sur de Francia.
Una de las hijas de ambos, Caroline Darian, después de que en 2020 se enteró de los hechos, escribió un libro que tituló Et J’ai Cessé de T’appeler Papa ("Y dejé de llamarte papá"), donde cuenta el derrotero emocional y psíquico que sufrió cuando salió a la luz la violencia de su progenitor.