La campaña de maíz 2023/24 llegó a su fin en estos días con una producción de 46,5 millones de toneladas, según estimaciones de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA). Este resultado significó un salto respecto al anterior ciclo, marcado totalmente por la sequía, del 25,7%, equivalente a unas 9,5 millones de toneladas más.
Se podría pensar que teniendo en cuenta este aumento en el volumen el sector cierra una buena campaña. Pero la verdad marca que en los productores hay un gusto agridulce en este sentido y el gran responsable de esto es la plaga de la chicharrita.
Al principio del ciclo agrícola ahora pasado, las expectativas de la cadena maicera era insuperable: se esperaba una cosecha récord, que según las diferentes proyecciones privadas, podría haber alcanzado entre 56 a 60 millones de toneladas.
Pero la plaga de la chicharrita (Dalbulus maidis), que propraga la enfermedad del "achaparramiento del maíz", tenía pensado otra realidad para el maíz. Si bien este insecto vector es endémico del norte del país, en esta campaña, por cuestiones mayormente climáticas, bajó hasta el centro e incluso sur del área agrícola, afectando a un número considerable de sembradíos y dando por tierra la posibilidad de una producción récord.
Fue algo inédito, que tomó totalmente desprevenidos e indefensos a los productores, que vieron como sus lotes sucumbían ante la enfermedad. Esa va a ser una imagen difícil de borrar.
Las altas expectativas de obtener una cosecha por lo menos robusta, quedaron en la nada y el ciclo cerró como el segundo peor de los últimos seis años, que sacando la campaña 2022/23, se ubicaron todos muy cómodamente por encima de las 50 millones de toneladas.
Además, el rinde medio de los planteos tardíos - aquellos que se sembraron después del 15 de diciembre y que fueron atacados por la chicharrita n el norte y centro del país - se ubicó en 63,3 quintales por hectárea (qq/ha), un 17,8% menos respecto al promedio de los últimos cinco años.
Esta no fue la realidad del maíz temprano, mayormente implantado en la zona núcleo, donde se consiguió un rinde promedio de 102 qq/ha, permitiendo frenar en parte la caída en la producción nacional.
Pérdidas
Entre lo que pudo ser y lo que terminó siendo hay miles de millones de dólares de diferencia, sobre todo si se combina con una baja fuerte en los precios internacionales. Según la Bolsa de Cereales de Córdoba (Bccba), este combo le costó a la Argentina unos US$ 5.760 millones.
"El spiroplasma en conjunto con condiciones climáticas adversas en algunas zonas productivas, se llevó consigo la posibilidad de materializar una campaña récord de maíz para Argentina durante el ciclo 2023/24", explicó la Bccba en un informe publicado en agosto.
Y hay que tener en cuenta que el cálculo que realizó la entidad fueron con mejores números que los estipulados por la Bolsa porteña. Así, la entidad cordobesa sostuvo que de las 59 millones de toneladas que se esperaban producir, ahora son apenas 47,5 millones de toneladas, lo que implica una caída del 20%.
Así, este combo "chicharrita-precios" provocaron que "los ingresos teóricos totales para todos los actores de la cadena a nivel nacional (incluido los derechos de exportación) se reduzcan en US$ 5.760 millones", sostuvo la Bccba.
Lo que viene
El panorama hacia adelante no es alentador. La chicharrita, precios a la baja e incertidumbre climática no generan las mejores expectativas para la próxima campaña. Frente a este panorama, se proyecta una superficie total destinada a maíz para la 2024/25 de 6,3 millones de hectáreas, 1,3 millones menos respecto a la campaña anterior. Es decir, un 17,1% menos que en la campaña que acaba de finalizar. Todo un dato.
Según la Bolsa porteña, "la tendencia general de los datos obtenidos hasta el momento evidencia una baja significativa en la intención de siembra del cereal, fundamentalmente por tres motivos. El principal y más preocupante tiene que ver con la incertidumbre creciente respecto a la incidencia que tendrá el complejo de virus y bacterias asociados a Dalbulus maidis".
"El segundo factor es el climático. El escenario de 'niña débil' – 'neutral frio' pone un límite al aporte hídrico que tendrá el cultivo durante su ciclo además de retrasar en algunos casos el comienzo de las lluvias de primavera y, como consecuencia, podría influir en la posibilidad de adelantar la fecha de siembra para escapar al pico poblacional de la chicharrita", dijo el informe de la BCBA.
Por último, "el factor económico en esta campaña presenta un escenario desafiante para todos los granos, especialmente para el maíz, debido a la rentabilidad ajustada que se observa en la campaña actual y al elevado requerimiento de capital asociado con su producción".