El 5 de septiembre se celebra el Día del Hermano en varios países, aunque la fecha exacta y su significado pueden variar según la cultura. La elección de esta fecha se ha atribuido a varias razones, siendo una de las más comunes que se conmemora en honor al fallecimiento de la Madre Teresa de Calcuta, ocurrido en 1997.
La religiosa, cuyo nombre secular fue Anjezë Gonxhe Bojaxhiu, nació en 1910 en Albania, fue una monja que dedicó su vida al servicio de los pobres y enfermos, y que extendió el concepto de fraternidad más allá de los lazos sanguíneos. Por ello, fue reconocida con el Premio Nobel de la Paz en 1997 y recibió la canonización en 2006, por iniciativa del Papa Francisco.
La fecha para la instauración del Día del Hermano también ha sido promovida por diferentes instituciones y en varios lugares, buscando crear conciencia sobre la importancia del vínculo fraternal en la familia.
En este Día del Hermano, se anima a las personas a celebrar y fortalecer esas relaciones, reconociendo el apoyo, la camaradería y los recuerdos compartidos que caracterizan la convivencia entre hermanos.
Si bien no existe un origen universal que explique por qué se eligió específicamente el 5 de septiembre, este Día del Hermano se ha vuelto una ocasión especial para honrar la hermandad y la cercanía familiar en muchas culturas.
Día del Hermano: "Todos hermanos"
El Papa Francisco decidió hacer de la hermandad su apostolado, con la encíclica Fratelli Tutti, publicada el 3 de octubre de 2020.
Su título, que se traduce como "Todos hermanos", se inspira en las enseñanzas de San Francisco de Asís y busca promover la fraternidad y la amistad social entre todas las personas, sin distinción de nacionalidad, raza o religión.
Con este espíritu, el sumo pontífice aprovechó hoy su viaje a Indonesia para compartir su visión sobre la hermandad. “Mirando en profundidad, percibiendo lo que fluye en lo más íntimo de nuestra vida, el deseo de plenitud que vive en lo más profundo de nuestro corazón, descubrimos que todos somos hermanos, todos peregrinos, todos en camino hacia Dios, más allá de lo que nos diferencia”, escribió en su cuenta de X.
“No hay dos gotas de agua iguales, ni hay dos hermanos, ni siquiera gemelos, completamente idénticos. Vivir la fraternidad significa acogerse mutuamente reconociéndose iguales en la diversidad”.
Mirando en profundidad, percibiendo lo que fluye en lo más íntimo de nuestra vida, el deseo de plenitud que vive en lo más profundo de nuestro corazón, descubrimos que todos somos hermanos.