Francia está en vilo luego de que arrancara el megajuicio por el caso de una mujer que fue drogada en innumerables ocasiones por su propio marido y violada por decenas de desconocidos por más de diez años.
Los investigadores identificaron 92 violaciones entre 2011 y 2020. La situación recrudeció a partir del 2013 cuando la pareja se mudó de París a Mazan, en la región de Provenza. La mujer de 72 años se mantuvo inmutada mientras se leía el largo y crudo resumen de los abusos organizados por su marido.
Según detalla la investigación el esposo de la víctima reclutaba a los violadores desde una página de citas por internet. Allí le decía a sus contactos: "Eres como yo, te gusta el modo violación". A otros, en cambio, les explicaba que le administraba somníferos a su mujer para agredirla con prácticas sexuales que ella rechazaba.
Además de quien fuera su pareja por más de medio siglo, hay otros 50 acusados en el juicio, que enfrentan una condena a 20 años de prisión por violación con agravantes. De ellos, un total de 18 se encuentran en prisión preventiva, otros 32 comparecen ante el juez en libertad. Al mismo tiempo, otros 22 agresores no pudieron ser identificados en los videos y fotos, por lo que no forman parte del juicio.
Cómo se desarrolla la megacausa que estremece a Francia
Lo cierto es que el caso que estremece a Francia salió a la luz de pura casualidad. En el año 2020, encontraron in fraganti a Dominique P., que tramita el divorcio con la víctima, en un shopping grabando debajo de las polleras de las clientas.
Esto destapó una investigación por la cual hallaron en su computadora de entonces una gran cantidad de fotos y videos de la víctima inconsciente meintras decenas de personas la violaban. El acusado admitió ser culpable del hecho durane el juicio.
Incluso tenía una carpeta digital de fotos de su hija desnuda. Ahora, Caroline ya no llama "papá" a Dominique, sino que únicamente se refiere a él como su "progenitor". La mujer publicó un libro en 2022 titulado Y dejé de llamarte papá. Durante el juicio la mujer fijó la mirada sobre su progenitor y otros 18 acusados pero ninguno dirigió sus ojos hacia ella.
"Quería sostenerle la mirada mucho tiempo para ver hasta dónde podía llegar en sus negaciones”, explicó su abogado, Antoine Camus.