En medio de la fuerte inflación y la grave recesión económica, las noticias sobre la situación social suelen girar en torno a la caída de los ingresos y la pérdida de puestos de trabajo. Sin embargo, los momentos de crisis suelen soslayar factores más estructurales, subyacentes, que afectan desde hace tiempo la vida de las personas, y en especial, de quienes habitan en barrios populares.
Al mismo tiempo, cuando se habla de cambio climático, se suele pensar en las emisiones de dióxido de carbono o en los desafíos que estos procesos nos imponen para el futuro, pero no en cómo estos problemas afectan a la población en su vida cotidiana, en particular a los más vulnerables.
Ante esta situación, distintas organizaciones cruzan ambas temáticas para poder analizar el modo en que las problemáticas ambientales afectan a los barrios populares y advierten sobre la necesidad de incluir una perspectiva ambiental en el diseño de las políticas públicas.
Es en este marco que TECHO, una organización que se dedica a la construcción de viviendas de emergencia en asentamientos populares a partir de la acción conjunta de pobladores y jóvenes voluntarios, en colaboración con Jóvenes por el Clima, agrupación juvenil que milita contra el cambio y la desigualdad climática; presentaron su informe Desigualdad climática en barrios populares, con el objetivo de generar, por primera vez a nivel local, información sobre los factores de riesgo ambiental en distintas regiones del país.
De la presentación participaron Lucía Groos, Directora del Centro de Innovación e Investigación Social de TECHO –Argentina; Nicolas Gallardo, referente de Jóvenes por el Clima; y Araceli Ledesma, referenta comunitaria del barrio Lagomarsino de Pilar, quien brindó su perspectiva desde el territorio.
4 de cada 10 barrios populares en Argentina están expuestos a al menos un factor de riesgo ambiental
Los expositores, además de destacar las diferentes problemáticas ambientales que afectan a los barrios populares, criticaron el rol del Estado, el cual señalaron que funciona más como un “paliativo” que bajo una perspectiva estructural del problema.
En ese sentido, Nicolás dice que le “cuesta creer” que la dirigencia política logre encontrar una agenda para encarar la desigualdad ambiental. “No se está entendiendo que la política ambiental es para mejorar la vida de la gente”, sostiene.
Por su parte, Araceli critica que “siempre se está atendiendo en la urgencia” y que, de esta manera, el Estado gasta “más sacando a las familias” que ven afectadas su salud ante los factores ambientales de riesgo.
“También es necesario repensar en lo que hoy se gasta. Los municipios gastan el cincuenta por ciento de sus ingresos en barrido y limpieza. Gastan pero gastan mal”, apunta Nicolás.
Sobre el informe
El trabajo Desigualdad climática en barrios populares fue realizado por TECHO en conjunto con el Registro Nacional de Barrios Populares (RENABAP). Este último es un registro oficial que cuenta con información sobre los barrios populares existentes en el país.
El RENABAP y TECHO vienen trabajando conjuntamente desde hace varios años en el relevamiento de información y la implementación de políticas de integración socio urbana. En el último informe, que data de fines del 2023, se puso foco en identificar los barrios populares expuestos a factores de riesgo ambientales en las distintas regiones de Argentina.
la desigualdad climática es un tema crucial en los barrios populares, y como jóvenes, sentimos un fuerte llamado a la acción
“la desigualdad climática es un tema crucial en los barrios populares, y como jóvenes, sentimos un fuerte llamado a la acción. Este estudio se enfoca en aquellos barrios que hoy están afectados por factores de riesgo ambiental", cuenta Lucía.
En concreto, el informe destaca tres factores de riesgo ambiental. La presencia cursos de agua, como puede ser la cercanía de la ribera de un río, o cualquier cuerpo de agua, a un barrio popular, que puede representar un riesgo para los habitantes cuando el caudal aumenta o cuando el agua está contaminada.
Un segundo factor es la inundación por precipitaciones, que puede generar desde “daños materiales hasta pérdida de vidas”, dado que las precipitaciones aumentan el riesgo de electrocución en razón de la precariedad de las conexiones eléctricas existentes.
Si bien las inundaciones son un factor que se extiende a lo largo y ancho del país, lo cierto es que se potencia aún más en los barrios populares ya que “la presencia de tierra vacante sobre zonas inundables ha sido progresivamente ocupada por sectores de la población que carecen de tierra y vivienda en búsqueda de un hábitat justo y digno”, relata el informe.
Un tercer factor son los basurales, es decir, la disposición de “residuos sólidos de forma indiscriminada, sin control de operación y con escasas medidas de protección ambiental”. Suelen estar ubicados en predios o en “zonas vacantes aledañas a las viviendas” (microbasurales) y facilitan la propagación de enfermedades, así como obstruyen el espacio.
“Las personas vivimos de esos microbasurales inclusive cuando está muy marcada como hoy la necesidad latente de sacar de la basura algo para comer”, relata Araceli. Al mismo tiempo, señala que esta situación lleva a “mucha estigmatización” de parte del resto de la población.
Pero al mismo tiempo, se pregunta: “¿Son esas las condiciones de vida que nos merecemos y que tenemos que padece?”. “Se puede vivir de reciclar la basura pero en otras condiciones”, concluye.
Los datos que surgieron del informe revelaron que 4 de cada 10 barrios populares en Argentina están expuestos a al menos un factor de riesgo ambiental; 5 de cada 10 barrios se encuentran en zonas inundables, mientras que 3 de cada 10 presentan microbasurales. Al mismo tiempo, la mayor cantidad de factores de riesgo se concentran en el Gran Buenos Aires (GBA), “dado que es la zona con más barrios populares”, aunque el mayor porcentaje de barrios en situación de riesgo se encuentra en el noroeste argentino, la región pampeana y GBA.
“La exposición a estos factores de riesgo, sumada a la falta de recursos e infraestructura adecuada, provoca que cada tormenta o lluvia fuerte genere problemas gravísimos para las familias, incluso riesgos de muerte”, advierte el informe.
Por su parte, Nicolás afirma que “el cambio climático va a acelerar estas desigualdades”. Por eso, destaca la necesidad de transformar los ambientes urbanos con el fin de transformar las condiciones de vida de la población. “El rol del Estado va a ser muy importante porque le puede dar otra escala”, asegura y destaca tanto la necesidad de “voluntad política” para llevar a cabo estas transformaciones, así como subraya la “necesidad de financiamiento”
“Tenemos que trabajar todos para convencer a esos dirigentes a diferentes escalas de que lo ambiental no solo es urgente, no es un imperativo de supervivencia, sino una oportunidad para vivir mejor”, concluye Lucía.