En la Argentina, es común ver a conductores que repliegan los espejos retrovisores al estacionar en la vía pública, especialmente en calles angostas. Aunque esta práctica parece ser una medida de precaución para evitar daños, expertos señalan que podría tener el efecto contrario.
El estacionamiento en la calle expone a los vehículos a varios riesgos, desde robos hasta choques por parte de otros autos.
Es habitual que, en maniobras descuidadas, los espejos retrovisores sean golpeados, lo que motiva a muchos conductores a cerrarlos para protegerlos. Sin embargo, esta medida podría no ser tan efectiva como se cree.
Por qué no hay que cerrar los espejos del auto cuando estacionás
Al mantener los retrovisores abiertos, se da una señal clara a otros conductores sobre la presencia del vehículo estacionado, obligándolos a maniobrar con mayor cuidado y a mantener una distancia adecuada. Cerrarlos, por el contrario, podría hacer que quienes transitan por la calle se confíen y terminen chocando o rozando el auto al no calcular bien el espacio disponible.
En resumen, aunque la acción de replegar los espejos retrovisores parece prudente, dejar estos visibles puede reducir el riesgo de accidentes menores, al promover una conducción más cautelosa por parte de otros.
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