Luego de 9 años de crecimiento ininterrumpido, el área de maíz caería en la próxima campaña 2024/25. Según estimaciones de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), la superficie del cereal bajaría un 21% hasta las 7,67 millones de hectáreas, lo que implicaría una reducción respecto al ciclo pasado de dos millones de hectáreas.
"De materializarse estas primeras intenciones de siembra, no habría habido una reducción relativa de área de esta magnitud en 17 años en este cereal; esto es, desde la campaña 2008/09. El maíz tuvo 9 campañas consecutivas en las que el área no paró de crecer; esto es, desde el ciclo 2014/15 hasta el reciente ciclo 2023/24 cuando marcó un récord de siembra", indicó la BCR.
De concretarse esta estimación de siembra, la producción podría alcanzar las 49 millones de toneladas, sin cambios con respecto a lo que se obtendría esta campaña.
Si bien hay un conjunto de razones que explican esta potencial caída, la plaga de la chicharrita, que propaga la enfermedad del "achaparramiento del maíz", encabeza el ranking.
Las pérdidas que ocasionó el ataque del insecto vector - que originalmente es endémico en el norte del país, pero que por cuestiones cuestiones climáticas multiplicó su población y bajó hasta centro y parte del sur del área agrícola nacional - fueron de consideración.
Por ejemplo, en el norte del país los rendimientos cayeron entre un 50% y 60% y el área cosechada alcanzó en algunos puntos casi el 60% . En provincias netamente maiceras con Santa Fe y Córdoba, los rindes se desplomaron entre un 25% y 30% y en esta zona, en particular, la intención de siembra caería entre el 30% a 50%.
Lo que hay que entender es que la chicharrita afecta principalmente a las siembras tardías y los peores efectos se han visto en los lotes sembrados después del 10 de diciembre. En la campaña 2023/24 se sembró el 65% del maíz en forma tardía, por lo que la magnitud del impacto fue severa.
El maíz también espera las lluvias
A la chicharrita, se suma la incertidumbre climática, sobre todo teniendo en cuenta que a partir de la primavera es casi seguro que Argentina vuelva a sufrir el fenómeno climático de La Niña, que generaría menores lluvias al promedio histórico.
Si bien se prevé que sea entre moderada y débil en esta oportunidad, el temor que dejó las anteriores Niñas en los productores continúa haciendo mella.
"Lamentablemente, en las últimas cuatro campañas las lluvias de septiembre han estado bastante lejos de cumplir con las estadísticas mensuales de precipitaciones. El de este año plantea un panorama muy difícil y de alta incertidumbre para el maíz, que se ve reflejado en un fuerte retraso de ventas de insumos", indicó la BCR.
Si en el mejor de los casos las lluvias se hacen presente en septiembre como el sector espera, gran parte de la siembra maicera argentina quedaría concentrada en fechas tempranas y con "un alto riesgo climático ante falta de lluvias en el periodo crítico, es decir, entre diciembre y enero".