La gran mayoría de las prepagas no se suma al plan oficial del Gobierno, que tiene como objetivo reducir las cuotas. Cabe destacar que las empresas que optaron por integrar este registro son poco más del 6% del total, pero representan mucho menos aún en términos de usuarios de la medicina prepaga.
Según el conteo oficial, hasta ayer eran solamente 43 prepagas las que se habían inscripto en el Registro Nacional de Agentes del Seguro (RNAS), para que la gente pueda elegirlas directamente, sin la intermediación de una obra social. Lo llamativo de esto es que aún no se han anotado las prepagas más importantes del país, que acaparan el 80% del mercado.
Una de las primeras respuestas que surge para entender el motivo de esto es que para las empresas prepagas pequeñas, que cuentan con unos pocos miles de afiliados, esta decisión no es un movimiento arriesgado. A diferencia de ellas, para las grandes prepagas este cambio de paradigma plantea más incertidumbres que certezas.
Por ejemplo, una de las prepagas señaló: "Hay una situación de flujo de fondos que un potencial escenario hostil no se sabe qué podría deparar. Una pregunta clave es cómo se realiza el desenganche y quién garantiza que ese dinero pendiente se vaya a cobrar".
En relación a lo último, es importante saber que las obras sociales reciben los aportes de los afiliados y los redireccionan a las prepagas. En una prepaga grande, ese monto significa una gran cantidad de dinero mensual. El miedo ante el eventual desenganche intempestivo, en el que evidentemente alguien va a perder, es que ese dinero no llegue a destino en tiempo y forma correspondiente.
Si se decide dar un paso adelante, la empresa podría quedar en un estado de vulnerabilidad. "¿Quién nos garantiza que ese dinero se va a cobrar sin problemas en la transición?", le dijo a Clarín un empresario del sector.