Cuando todo parecía encaminarse a que se repita la triste historia de la falta de agua para el trigo, llegaron las tan ansiadas lluvias a la región núcleo, con registros que van de 10 a 15 milímetros (mm), alcanzando picos de 32 mm en algunas zonas. Así, se abre otro panorama para el cereal, que ya sufría la escasez de humedad.
Según informó la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), las precipitaciones se produjeron sobre varias localidades de la región comprendida entre el centro-sur de Santa Fe y Córdoba y el norte de Buenos Aires. Tras un julio que no dejó ni un milímetro de agua, el cultivo obtuvo un respiro planteando "un antes y un después" en su ciclo productivo.
“Esta lluvia ha sido muy importante, reactiva muchísimas cosas, toda la parte de fertilización que estaba pendiente en trigo y también pensando en la siembra de maíz”, señaló el jefe de la Guía Estratégica para el Agro (GEA) de la BCR, Cristián Russo.
Con esta lluvia, muchos productores podrán "pasar agosto con tranquilidad y esperar más precipitaciones a principios de septiembre para continuar impulsando el crecimiento del trigo", sostuvo Russo.
Un julio sin lluvias: cómo estaba el trigo
Lo cierto es que julio fue totalmente deficitario en cuanto a precipitaciones. Según la BCR, solo cayeron 0,9 mm, cuando el promedio de los últimos 30 años se ubica entre los 10 y 45 mm. Es por eso que el agua llega en un momento crucial para el cereal, ya que el cultivo se deterioraba semana a semana.
La falta de precipitaciones desde marzo, sumado a las intensas olas polares, había dejado al 10% del trigo en condiciones de regular a malo, poniendo en riesgo la campaña agrícola y encendiendo todas las alarmas de los productores, que veían repetirse la historia del ciclo agrícola pasado.