Un equipo internacional de investigación, del que participó un científico del CONICET, desarrolló un innovador modelo de biorrefinería que permite aprovechar por completo desechos agroindustriales y crear, entre otras cosas, bioplásticos.
Se trata de un proceso biotecnológico denominado ALACEN (acrónimo derivado de las palabras en inglés: Alkaline, Acid, Enzyme), que genera una variedad de productos con valor comercial mediante una estrategia amigable con el ambiente y alternativa al tratamiento habitual, la combustión.
El estudio que fue publicado en ACS Sustainable Chemistry & Engineering parte de la base que una biorrefinería es una planta industrial que, a diferencia de las refinerías tradicionales, utiliza biomasa en lugar de petróleo, como materia prima.
En este caso la biomasa (materia orgánica proveniente de plantas, animales o microorganismos) empleada es paja de trigo, un desecho agroindustrial generado durante el procesamiento de este cereal.
Biorrefinería y bioplásticos
Martín Palazzolo, investigador del CONICET en el Instituto Interdisciplinario de Ciencias Básicas (ICB, CONICET-UNCUYO), y coautor del artículo, explica que ALACEN es un conjunto de procesos de biorrefinería que permiten fraccionar biomasa de origen agroindustrial y convertir todos sus componentes en productos y precursores con valor agregado.
"Una biorrefinería es una alternativa sostenible a una refinería tradicional", comenta el científico, quien formó parte del equipo de trabajo como investigador del CONICET durante una estadía en la Universidad de Groningen, Países Bajos.
"En analogía con una refinería convencional de petróleo, lo que se hace es procesar una materia prima, en este caso renovable, de forma sostenible, minimizando el impacto ambiental, para producir bienes y servicios a partir de ese material de partida, que es de naturaleza orgánica. Es un claro ejemplo de biotecnología industrial", destaca el investigador.
El equipo científico logró identificar una secuencia de procesos físicos, químicos y biológicos que permite aprovechar completamente la paja del trigo, denominada lignocelulósica, por su origen vegetal, y convertirla en productos finales y otro intermediarios, que podrían ser utilizados en la vida cotidiana.
Aplicar ALACEN sobre paja de trigo permitió a los científicos obtener varios productos: azúcares y compuestos aromáticos, que pueden ser utilizados para preparar biocombustibles y alimentos, y un bioplástico. Pero según indicó "se puede aplicar para procesar holísticamente otras biomasas como cañas, rastrojo de maíz y bagazo de caña de azúcar".