Tras haber firmado el Pacto de Mayo en Tucumán, anoche, el presidente Javier Milei participó esta mañana en el tradicional Tedeum del 9 de julio, en la Catedral Metropolitana, encabezado por el arzobispo de Buenos Aires, Jorge García Cuerva, quien pronunció un duro discurso: “A muchos les falta el termómetro social para saber lo que les pasa a los argentinos de a pie”.
El sacerdote dio un fuerte mensaje al presidente, a todo el gabinete y a la vicepresidenta Victoria Villarruel, que se sanó de la gripe que le impidió estar anoche en Tucumán. “Algo no esta bien cuando tenemos dirigentes muy ricos y un pueblo trabajador muy pobre”, dijo.
La misa del Tedeum se desarrolló tras el reclamo de la Iglesia por los alimentos almacenados en depósitos del ministerio de Capital Humano que no llegaron a comedores populares.
“Señor Jesús, muchos argentinos están haciendo un esfuerzo enorme, un esfuerzo que conmueve, un esfuerzo esperanzador. No permitas que lo cascoteemos con intereses mezquinos, con la voracidad del poder por el poder mismo”, dijo.
García Cuerva aseguró que “el gran objetivo” de todos debe ser “que Argentina se cure, que Argentina se ponga de pie, que Argentina camine, que Argentina se independice de las camillas que la tienen postrada, paralizada y enferma. Porque como decía el Papa Francisco: hoy no hay tiempo para la indiferencia. No nos podemos lavar las manos con la distancia, con la prescindencia, con el menosprecio. O somos hermanos o se viene todo abajo”.
Además, el arzobispo dijo que “demasiadas cosas ya hicimos mal en el pasado del que nadie se hace cargo, aunque el resultado es que en Argentina seis de cada diez chicos son pobres; niños con hambre revolviendo basura, chicos no escolarizados, o con una instrucción demasiado básica, no pudiendo leer de corrido o interpretar un texto”.
García Cuerva hizo un llamado a “insistir una y mil veces en forjar la unidad entre los argentinos, más allá de nuestras diferencias” y a emular el espíritu de los congresales de Tucumán, que “buscaban el consenso entre sus diferencias, aunque probablemente sin los gritos, descalificaciones, expresiones vulgares y agresiones a las que nos hemos acostumbrado”.