El vacío es uno de los tres cortes parrilleros preferidos por el consumidor argentino, junto al asado y al matambre. Sin embargo, tiene un secreto oculto que no muchos conocen: el franestic. ¿Qué es y en qué parrilla se puede disfrutar del mejor de CABA?
El vacío está ubicado en la región abdominal del animal y es de los cortes más elegidos por los parrilleros por la cantidad de carne y su sabor. Tiene por límite en su parte anterior al asado y la falda, en la superior a los bifes angostos y en la posterior a la colita de cuadril. Sin embargo, el franestic es la parte más baja del vacío y, por tanto, la más magra.
Al venir casi sin grasa, es la más tierna pero también la más difícil de preparar, ya que es muy fácil que quede seca. Es por esto que encontrar un lugar donde lo preparen bien es fundamental para disfrutar su sabor al máximo. ¿Cuál es la parrilla de Buenos Aires donde lo hacen a la perfección?
Dónde comer el mejor vacío franestic a la parrilla
Donde Manda Capitán es el bodegón parrilla ubicado en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en el que preparan el mejor vacío franestic. Se ubica a metros del Parque Centenario, más precisamente en la esquina de Díaz Vélez y Olaya.
En esta parrilla, destacada dentro del vasto polo gastronómico de CABA, cuenta con opciones para todos los gustos y bolsillos y se presenta como una opción ideal para almuerzos y cenas deliciosos. Su carta incluye una gran variedad de cortes a la parrilla, desde el vacío frenestic hasta el pechito de cerdo, pasando por el Bife Gran Capitán (un jugoso bife de chorizo mariposa acompañado de panceta, mozzarella, morrón y papas fritas) y el asado asador.
Además, para quienes no consumen carne o prefieren probar otro tipo de platos, ofrecen alternativas como pastas (canelones, sorrentinos, fideos, etc.), parrilladas de verduras, milanesas, empanadas y guisos.
Para hacerlo bien jugoso, los expertos parrilleros del lugar procuran usar un fuego bien bajo y cocinarlo durante mucho tiempo. De hecho, una parte de la cocción se hace a fuego indirecto para que los jugos en su interior no se evaporen con el calor. Finalmente, la clave es humedecerlo con salmuera cada media hora para que no quede seco. Cuando se retira de la parrilla, no se corta directamente, sino que se deja asentar sobre una tabla para que los jugos se acomoden dentro de las fibras y no se vuelquen cuando se pasa el cuchillo. A los 5 minutos, se envía directo a la mesa del comensal.