El 4 de enero de 2022 marcó un antes y un después para Flavia Ochoa, la empleada de una panadería del pueblo de Coronel Moldes, que acudió esa mañana al vacunatorio del pueblo para recibir la tercera dosis de la vacuna contra el Covid.
Tras recibir la AstraZeneca, esa tarde, comenzó con calambres fuertes, “se me aflojaban las piernas, luego me tuve que acostar temprano por los fuertes dolores que padecía, al otro día no pude ponerme de pie, me caí en peso muerto, tuvo que levantarme mi pareja”.
Fue el comienzo de una pesadilla que se extiende hasta hoy. Pocos meses después, le diagnosticaron síndrome de Guillain Barré, una enfermedad que debilita el sistema autoinmune, ataca los nervios y provoca la paralización del cuerpo. “Yo no tenía ningún problema de salud previo. Todo se inició con la vacuna”, relató a Radio Con Vos.
“Esa fue la tercera, pero la primera de AstraZeneca. Las otras dos fueron Sinopharm, con las que no tuve ningún problema. Me ha contactado un montón de gente, incluso gente con Síndrome de Guillain Barré”, dijo.
Esa fue la tercera, pero la primera de AstraZeneca. Las otras dos fueron Sinopharm, con las que no tuve ningún problema. Me ha contactado un montón de gente, incluso gente con Síndrome de Guillain Barré
Flavia Ochoa, por eso, presentó ayer la primera denuncia ante los tribunales federales de Río Cuarto. “Puntualmente denunciamos al laboratorio y al Estado, porque antes iniciamos un reclamo por vía administrativa que no llegó a ningún lado”.
La mujer de 39 años, que vive con su pareja y un nene de 5 años, pide resarcimientos de más de 90 millones. “No puedo más trabajar. No tengo forma de subsistir y para afrontar el gasto médico de todo mi tratamiento”, dijo.