En medio del conflicto entre el Estado de Israel y el grupo terrorista Hamas, al que se sumó recientemente Irán, con el contraataque al territorio bajo control israelí en la Franja de Gaza, Europa se preocupa por El Líbano, un país pequeño emplazado estratégicamente, si se piensa en la guerra, por su ubicación entre Israel y Siria.
Uno de los primeros problemas para Europa sería el encarecimiento en hidrocarburos, que importan desde el territorio libanés. Bajo su lecho marino, el gas y el petróleo que el país extrae le aporta millones de dólares: en 2022, Líbano exportó 9.72 mil dólares en petróleo crudo, convirtiendo al país en el exportador número 115 de crudo en el mundo.
Además, ya dentro de la cuestión humanitaria, en territorio libanés se encuentran 1.500 soldados europeos (entre alemanes, italianos, franceses, españoles, polacos e irlandeses) en el marco de la misión UNIFIL de Naciones Unidas, que se lleva a cabo para mantener la zona libre de conflicto. Pero con el accionar de Irán, Europa se preocupa por una escalada del conflicto armado que alcance a otros Estados.
También, el Líbano aloja a casi 1,5 millones de refugiados sirios que huyeron tras la guerra civil desatada en 2014 con la represión del régimen de Damasco y a cientos de miles de palestinos refugiados desde hace décadas. Entre los dos grupos son casi dos millones de personas en un país que, con ellos, apenas supera los 7,5 millones de habitantes.
El riesgo de que los refugiados crecen las fronteras e ingresen en Europa preocupa al continente, por la desestabilización en la economía que esto generaría.
El Líbano, territorio chiíta, también tiene sectores donde Hezbollah funciona como un Estado. El lunes de esta semana denunciaron el lanzamiento de cohetes de Hezbollah desde Líbano hacia los Altos del Golán, zona en la Franja que está ocupada por Israel. Desde Israel, respondieron con ataques en el territorio libanés.