En el Gran Buenos Aires, más precisamente en el popular partido de La Matanza, se erige un lugar fuera del tiempo y el espacio, ideal para una escapada: Campanópolis. Pero esta aldea medieval no es solo un capricho arquitectónico, es el legado de Antonio Campana, un hombre que desafió al destino y convirtió su visión en realidad.
Antonio —hijo de inmigrantes calabreses—, dedicó su vida al trabajo desde temprana edad. Sin embargo, a los 50 años, enfrentando un cáncer intratable, decidió traspasar el liderazgo de sus empresas a sus hijos para dedicarse a construir su aldea soñada.
Sin formación como arquitecto y sin planos, durante un cuarto de siglo, transformó casas, calles y puentes utilizando materiales reciclados de edificios antiguos, infundiéndoles una nueva vida y personalidad única.
El resultado es una aldea ecléctica, compuesta por 12 "casitas del bosque", emplazada en un predio de 200 hectáreas que incluye fuentes, lagos, puentes y una capilla. Todo coronado por un majestuoso molino de viento holandés.
Este año, el parque temático celebra su 35º aniversario, recordando el legado de su visionario fundador. Tras la partida de Antonio, el lugar comenzó a abrirse al público, convirtiéndose en escenario para eventos, bodas y locaciones de filmación.
Oscar Campana, hijo menor de Antonio, continúa el legado de su padre, encargándose de Campanópolis mientras gestiona las empresas familiares. Para él, el proyecto de su padre no fue solo una obra arquitectónica, sino un escape, un refugio donde la visión de Antonio sigue viva en cada rincón de esta aldea medieval fuera del tiempo.
Escapada: qué es Campanópolis, la aldea perdida en el tiempo
Oscar Campana reveló que su padre se pudo haber inspirado en otros poblados para su obra arquitectónica. "Si tenía alguna en mente la tenía la tenía muy guardada en su cabeza, porque nunca lo dijo. Pero como buen hijo de italianos, de calabreses, lo llevaba en la sangre: siempre le gustó mucho Europa", rememoró su heredero.
Por este mismo motivo, aseguró: "De alguna forma, él empezó a levantar esta ciudad para pasar el tiempo y olvidarse de su problema. Algunos viajan, otros juegan al golf, pero Antonio se dedicó a generar ese patrimonio que tenía sus raíces en Europa".