Japón recibió el nuevo año con un sismo de 7,6 grados en la región de Noto que destruyó casas, cerró rutas y hasta provocó un tsunami. Cerca de las 16.10 (hora japonesa) se registraron más de 50 seísmos de magnitud 3,2 o superior, interrumpiendo los festejos de Año Nuevo con mensajes de evacuación y alerta. Las autoridades investigan dos posibles muertes en la zona de Nanao y están haciendo tareas de rescate para sacar a las personas que quedaron atrapadas bajo los escombros.

Inmediatamente, los canales de televisión interrumpieron su programación para transmitir un mensaje del primer ministro Fumio Kishida, quien avisó a todos aquellos que estaban en la zona que había que "evacuar lo antes posible" a lugares más elevados, por el riesgo de tsunami.

A raíz del gran temblor, empezaron a aparecer olas de más de 1 metro 20 que golpearon al puerto de Wajima apenas 10 minutos después de que se registrara el seísmo más alto. Además, hubo alerta de tsunamis más pequeños en otras zonas más alejadas. Por su parte, la Agencia Meteorológica local había emitido una alerta de "gran tsunami": olas de hasta cinco metros, aunque afortunadamente la bajaron a olas de hasta tres metros.

Tras el desastre, más de 33.500 casas se quedaron sin electricidad, tampoco hay cobertura de telefonía móvil y se registraron varios incendios. Si bien también sufrieron las consecuencias del terremoto algunas centrales nucleares, afortunadamente no hubo mayores daños en ese sentido. Wajima fue la localidad más afectada: tiene cerca de 27 mil habitantes y está a unos 500 kilómetros al oeste de Tokio. Si bien por ahora todo está calmo, los expertos no descartan que en las próximas semanas se vuelvan a registrar más temblores nivel 7 en Japón.