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Sociedad

La conexión entre los riesgos cotidianos y las recompensas inesperadas

Día a día los seres humanos están tomando decisiones. Bien sea a nivel laboral, personal o para disfrutar de unos momentos de ocio. Y lo cierto es que durante la toma de decisiones hay muchos elementos y factores que hacen que el resultado final no sea algo controlable.

Hay personas que a pesar o debido a este resultado final incierto pueden ser demasiado impulsivos o demasiado cautelosos a la hora de la toma de decisiones. Y si algo está claro es que los extremos nunca son buenos.

Y aunque este proceso de la toma de decisiones está claro, hay muchos detalles que siguen siendo una incógnita. Es por ello que los neurocientíficos tienen años estudiando las reacciones del cerebro ante la toma de decisiones y como es la relación entre los niveles de riesgo y la posible recompensas nos afectan a nivel físico y mental.

Quizás, en un futuro cercano, la ciencia sea capaz de crear herramientas para poder garantizar una mejor toma de decisiones. Lo que está claro es que en la actualidad, mientras más comprensión exista sobre el proceso de la toma de decisiones, más fácil será gestionarlas y afrontar los posibles resultados, sean positivos a nivel de recompensas o negativos.

Estos estudios llevan años llevándose a cabo y es algo positivo para el entendimiento del comportamiento humano, en gran parte por el gran interés que existe en las apuestas deportivas y por la masificación de los juegos más tradicionales. Quizás por eso la industria de los casinos y los juegos en línea es una de las que más ha crecido en los últimos años a nivel mundial.

A nivel de estudios, los neurocientíficos ya han visto relación en como cuando las ofertas en las apuestas deportivas son consideradas injustas una parte del cerebro, relacionada con las emociones negativas, se activa, provocando sentimiento de indignación o disgusto. 

Mientras que al mismo tiempo trabaja la parte superior del cerebro, aquella que se enfoca en los objetivos (en esta situación en particular la meta es ganar dinero). Por lo que hay una lucha constante entre la razón y las emociones. Lo importante es tener las herramientas para que una influya en la otra. O al menos minimizar esta lucha al máximo.

Este tipo de experimentos, dejan de manifiesto cómo las emociones siempre están presentes en la toma de decisiones. Hay que definirlo como una lucha entre lo animal y lo racional.

A cualquier nivel, tomar un riesgo se traduce en incertidumbre y altas posibilidades de tener un resultado negativo. En términos financieros esto puede significar perder dinero, que una posible inversión vaya mal o calcular mal una estrategia de mercado.

A pesar de esto, el riesgo por sí solo no puede ser visto como algo malo y es imposible evitarlos siempre. También hay una creencia muy arraigada que un gran riesgo siempre va de la mano de una gran recompensa. Esto tampoco se cumple siempre a cabalidad.

En cualquier situación, el equilibrio entre el riesgo y la recompensa es lo que va a determinar los niveles de éxito. O aprovechar las oportunidades y los resultados como un crecimiento para nuevas situaciones.

A nivel de negocios, tener una estrategia puede ser clave para tener éxito. De esta forma es posible identificar los posibles escenarios antes de cualquier toma de decisiones, aunque siempre exista un porcentaje de incertidumbre y posibilidades de fracaso. Estrategias que deben estar enfocadas a la proactividad para aprovechar cada situación.

Luego evaluar que cada situación es diferente. Por regla general, obtener una recompensa es algo que genera diferentes niveles de placer o satisfacción y por ende es algo que buscamos repetir. Y tener éxito en un momento en particular, no se traduce en éxito continuo y asegurado. Y ese es un tipo de ceguera cerebral que es bastante importante tratar de evitar y, al final, comprender.

A nivel humano, incluso se ha determinado que es en la etapa de la adolescencia donde se toman más riesgos a la hora de tomar decisiones. Una etapa en la que muchas veces no se evalúan los posibles riesgos o los posibles escenarios finales. E incluso existen mayores factores externos que influyen en la toma de decisiones, como amigos o incluso las redes sociales.

Es una etapa vital, pues se está expuesto a más situaciones novedosas y por ende a una mayor cantidad de escenarios que no son capaces de controlar, bien sea por entusiasmo, el entorno o incluso por darle valor a la novedad. Una muestra que la relación entre riesgo y recompensa es algo que moldean el carácter de las personas con el paso del tiempo y dependiendo de los resultados conseguidos. Al final la capacidad de gestionar una toma de decisión y las emociones no es igual durante la etapa de la adolescencia que durante la adultez.

Al final, lo más importante es entender que toda acción tiene una consecuencia. Aprender a cómo manejar las emociones y aprender de los resultados será vital para poder tener una buena relación con los riesgos que están asociados con cualquier toma de decisiones.

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