Canadá viene registrando una serie de incendios forestales que superaron en magnitud los de las últimas décadas. Actualmente, hay 2300 incendios de este tipo activos y son 3,8 millones las hectáreas que ya se quemaron. En este contexto, a la noticia de que el humo llegó al cielo de Nueva York se le suma su llegada a Noruega, un país ubicado a miles de kilómetros de distancia.
Esta semana el humo de los numerosos incendios que arrasan Canadá llegó a Noruega, según informó el instituto Noruego de Investigación Climática y Medioambiental (NILU). Las concentraciones de partículas de humo que arribaron desde el lunes al sur del país, si bien son bajas, sorprendieron por la distancia que separa a ambos territorios.
En este contexto, el investigador Nikolaos Evangeliou informó a la agencia de noticias AFP que las partículas de humo se registraron especialmente en la estación de Birkenes. "No vemos un pico grave ni un aumento importante; no vemos un problema medioambiental ni tampoco un riesgo grave para la salud", tranquilizó.
Diferente es la sensación de los canadienses, cuyas autoridades consideraron que la cantidad de hectáreas de bosque quemadas son totalmente excepcionales para esta época del año. Más de 20 mil personas debieron ser evacuadas, mientras que el primer ministro, Justin Trudeau, describió a la temporada de incendios que están atravesando como la peor de su historia y comunicó que sus recursos "están al límite".
En los últimos días, el humo de los incendios en Canadá llegó también a Estados Unidos: se extendió hacia el Oeste alcanzando a Chicago y hacia el Sur, llegando a Atlanta y despertando las alertas de la Agencia de Protección Ambiental. Las fotos, que ya dieron la vuelta al mundo, muestran que la densa capa tóxica cubrió también Nueva York envolviendo a la Estatua de la Libertad en un fenómeno que retrasó vuelos y obligó a posponer eventos deportivos.
"Los bosques arden a un ritmo más feroz que el que se haya visto nunca y medio Estados Unidos se desayuna con que no hay fronteras, que este planeta es uno solo que se disuelve ahora en cenizas y no los deja respirar. Nueva York tiene el cielo amarillo ámbar apocalipsis y la gente toda con barbijos otra vez", describió la escritora y ambientalista argentina Soledad Barruti en sus redes sociales.
En este contexto, Barruti lamentó "esta forma de la humanidad que somos derribando árboles, perforando rocas, extinguiendo animales que ni conocemos" y agregó que "en Buenos Aires por ejemplo no estamos teniendo otoño todavía. Y todos los cuerpos extrañan eso: el frío".
"Es difícil ver, enfrentarse a esta confusión que es de un lado el colapso ahí, que va a estallarte la vereda, que va a hacer que no sepamos cómo vivir, que muestra que va a ser muy horrible todo, pero la conversación es sobre la interna de los partidos y que qué tan buena es Succession y qué tal se viene la vida de Messi en Miami", concluyó la autora de Malcomidos.
