Año a año, para las fechas como el 8M o el 3J, hay algunas frases que transitan de manera cívica, mediática y política por la sociedad argentina; "los femicidios no aflojan" es la que se escucha y se repite para el 3 de junio, Ni Una Menos, la movilización que desde 2015 reclama por las desorbitantes cifras de femicidios.
A esta frase hecha, un tanto reflexiva, un poco al pasar, la respaldan las cifras del Observatorio de Femicidios en Argentina "Adriana Marisel Zambrano", que en 2008, ante la ausencia de estadísticas oficiales sobre femicidios, realizó el primer “Informe de Femicidios en Argentina”. El nombre lo lleva en homenaje a su fundadora e impulsora y el observatorio es parte de la Asociación Civil Casa del Encuentro. Según el último Informe publicado, del 3 de junio de 2015 al 28 de mayo de 2023 hubo 2554 femicidios. 2691 hijas e hijos son víctimas colaterales de femicidio. El 61% de las víctimas de femicidio son niñas y adolescentes. La estadística también computa los trans y travesticidios; hubo 51.
Primer Ni Una Menos, 3 de junio de 2015
El primer documento de Ni Una Menos, leído el 3 de junio de 2015 en la Plaza del Congreso de la Nación, empezaba con las cifras y con un reclamo por la inmediata declaración de la categoría "femicidio" como categoría de análisis para los tres poderes que articulan la República: "En 2008 mataron una mujer cada 40 horas; en 2014, cada 30. En esos 7 años, los medios publicaron noticias sobre 1.808 femicidios. ¿Cuántas mujeres murieron asesinadas sólo por ser mujeres en 2015? No lo sabemos". La búsqueda de que el Estado asumiera su responsabilidad sobre la falta de estadísticas oficiales, uno de los puntos donde estaba puesto el foco para ese entonces, se concretó ese mismo año.
A esto le seguía la interpelación social sobre la categoría misma, "El femicidio es la forma más extrema de esa violencia y atraviesa todas las clases sociales, credos e ideologías: Pero la palabra ‘femicidio’ es, además, una categoría política, es la palabra que denuncia el modo en que la sociedad vuelve natural algo que no lo es: la violencia machista". La convocatoria de esta primera fecha estuvo impulsada por el femicidio de Chiara Páez, la adolescente de 16 años, embarazada, asesinada por su novio en Santa Fe. La adhesión y presencia fueron masivas. Ni Una Menos lograba representar a las mujeres de todos los sectores de la sociedad porque nucleaba la denuncia de los casos de violencia sistemática.
Hoy, 8 años después, las condiciones son otras. Mientras en Congreso se llevaban a cabo las actividades programadas por la agrupación Ni Una Menos (NUM), convocadas desde las 14, de forma paralela, en Plaza de Mayo, se preparaba para comenzar la Asamblea Nacional de Familiares de Víctimas de Femicidios y Desapariciones, convocada desde las 12 del mediodía. Las víctimas vicarias y las allegadas y allegados de las víctimas de femicidio se reunieron a micrófono abierto para recordar y memorizar los casos de mujeres desaparecidas para prostitución y de mujeres, niñas y adolescentes asesinadas por varones cercanos. Madres y padres mencionaron a sus hijas, con casos que han quedado impunes o que todavía no están esclarecidos, como el de Luna Ortiz y el de Florencia Pennacchi.
3 de junio de 2023, 8 años después
El documento, pasadas las 16 hs., se leyó ante agrupaciones y personas independientes que ocupaban el ancho de la avenida Callao y media plaza de Congreso. Los reclamos de NUM, elaborados en asambleas que se llevaron a cabo en el barrio Padre Mugica de la Villa 31 y en Plaza Constitución, en primer lugar, inauguraron el documento extendiendo la categoría "femicidio": "Basta de femicidio, lesbicidio, travesticidio, transfemicidio y transhomicidios".
A continuación, con un enfoque "popular, plurinacional y transfeminista", el documento nombró a María Isabel Speratti, Micaela Rascovsky, Florencia Galarza, a las trabajadoras comunitarias Milagros Santos y Araceli Moreno, a la periodista Griselda Blanco, Sofi Fernández y Lorena Blanco, a Tehuel de la Torre y exigió, "basta de travestis y trans que aparecen muertas en las comisarias".
Además, denunciaron que los procesos judiciales revictimizantes y burocráticos entorpecen las condenas y que los hijos e hijas víctimas de femicidio entran en el mismo proceso engorroso y maltratador para percibir las reparaciones que les corresponden. A esto se le sumó el pedido de acceso al patrocinio jurídico gratuito, que va de la mano del pedido de reforma judicial: “Exigimos una reforma judicial transfeminista, plurinacional e interdisciplinaria, queremos una justicia democrática y con participación popular en la que se garantice escucha a las víctimas, se construyan respuestas a que responsabilicen a quienes cometen daños y se repare a las víctimas, se debe incorporar la perspectiva feminista, decolonial y antirracista, se requiere paridad e incorporación del colectivo LGTBIQIA+, acceso eficaz y lenguaje claro".
Le sigue la búsqueda de la implementación efectiva de la Educación Sexual Integral (ESI), legislada pero que no se cumple correctamente en ningún establecimiento educativo del país, y la implementación efectiva de la Ley 27.610 para el acceso a la interrupción voluntaria del embarazo, que tampoco se cumple, con médicos y médicas objetores de consciencia, maltrato por abuso de autoridad, abusos gineco-obstétricos y tergiversación de la información por parte de las autoridades sanitarias.
Los ejes del documento que tuvieron más énfasis fueron el reclamo por el reconocimiento de las tareas de cuidado, el repudio al pago de la deuda con el FMI y la reforma del poder judicial, que incluye la búsqueda del efectivo juicio a la corte. En las calles, las pancartas, los panfletos y los carteles con consignas excedieron, como en todo movimiento sociopolítico, los reclamos destinados a las instituciones.
En cuanto a las tareas de cuidado, se manifestó la búsqueda de derechos y garantías laborales para estas tareas realizadas en su mayoría por mujeres. Las tareas de trabajo doméstico todavía son abordadas por el Estado como si no se tratara de trabajo no pago. Es decir, trabajo esclavo. De este reclamo, que busca reformar la cultura y las instituciones, se desprende el reclamo de las cocineras comunitarias de La Poderosa y el pedido de avance del Proyecto de Ley para el Reconocimiento Salarial de las Cocineras Comunitarias que las reconozca como trabajadoras.
En este sentido, sobre los cuidados como trabajo no remunerado, manifestaron desde el escenario, "exigimos la aprobación de la Ley del Sistema Integral de Cuidados con presupuesto, según nuestros cálculos, si los jueces pagaran el impuesto a las ganancias, tendríamos los recursos suficientes para estas políticas, exigimos la ampliación de licencias por maternidad y nacimiento, para todes les trabajadores, incluides les nueve millones de trabajadores informalizades".
En cuanto al reclamo contra el acuerdo con el FMI se acordó, "basta de ajuste para pagar la deuda con el Fondo Monetario Internacional, el ajuste recae sobre nuestro trabajo pago y no pago, nuestras jornadas laborales triples están cada vez más precarizadas, no llegamos a fin de mes y estamos cada vez más endeudades para sobrevivir, que la deuda la paguen quienes la fugaron, no con nuestros cuerpos, no con nuestras vidas, el ajuste del fondo monetario internacional no puede ser el techo de las paritarias salariales, ni de las moratorias ni de las jubilaciones".
Sobre la reforma del poder judicial, sostuvieron, "exigimos el juicio político a la Corte Suprema de Justicia de la Nación y la destitución de sus actuales integrantes, la composición debe ser federal y con diversidad de género, basta de una corte que resuelve en pasillos y con negociados. Queremos una corte que tenga plazos para resolver, que no duerma sobre las causas y que resuelva de cara al pueblo, en audiencias en las que se garantice y amplíe la participación popular en temas cruciales", declaración que se cerró al grito de 'Esa corte corrupta se va a caer'.
En el Ni Una Menos del 3 de junio de 2023 la movilización combinó la alegría por la reunión entre congéneres y la angustia por la denuncia de la violencia contra las mujeres. Entonces, al mismo tiempo, cumbia, glitter, placer y madres, abuelas, hijas, amigas, hermanas y primas víctimas del femicidio de las mujeres de su vida, testimoniando sus historias. Por momentos parece que la reconciliación entre ambos modos de intervención política es imposible.
La decisión es de quienes asisten a las cientos de plazas del país como activistas independientes o formando parte de colectivos, agrupaciones artísticas, políticas y partidos, en fechas que reclaman, de manera circular y cansadora, justicia y algún tipo de resarcimiento.