El Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires presentó el lunes las pistolas Taser que utilizará la policía porteña, con un acto llevado a cabo por Horacio Rodríguez Larreta en el Centro de Monitoreo Urbano. “Las pistolas Taser salvan vidas, son claves para detener delincuentes en situaciones donde hay mucha gente”, expresó el jefe de Gobierno de la Ciudad.
Desde el año 2011 que la administración porteña impulsa el uso de las Taser. Sin embargo, recién en 2019 pudo aprobar el llamado a licitación pública para la adquisición de los 60 dispositivos para poder sumarlos a la Policía de la Ciudad de Buenos Aires. En diciembre de 2020 se aprobó la adquisición y ese mismo mes inició el trámite correspondiente ante la Agencia Nacional de Materiales Controlados (ANMAC).
“Hoy es un orgullo para mí anunciarles que el Ministerio de Justicia y Seguridad de la Ciudad por fin tiene las primeras 60 pistolas taser que entrarán en acción entre junio y julio”, indicó Horacio Rodríguez Larreta. Además, expresó que luego de tanto tiempo de hechos lamentables que se podrían haber evitado, el Gobierno Nacional finalmente se dignó a habilitar las importaciones para equipar a la policía porteña con la mejor tecnología del mundo.
“Las pistolas Taser salvan vidas y son claves para detener delincuentes en situaciones donde hay mucha gente, como la salida de un espectáculo masivo, un partido de fútbol o a la salida de un subte”, agregó. Por otro lado, el ministro de Seguridad de Larreta, Eugenio Burzaco, declaró semanas atrás, cuando las armas llegaron al país. Destacó que las Taser son útiles para contener a personas violentas o en estado de desequilibrio, sin tener que utilizar armamento tradicional, asegurando la vida de los ciudadanos y de la propia persona a controlar.
Cómo funcionan las pistolas Taser
Las pistolas Taser funcionan de la siguiente manera: Primero se disparan los dos electrodos con forma de arpón. Luego, los dardos se clavan en el agresor mientras el cable conductor los mantiene conectados a la pistola y se produce la descarga eléctrica. Después, la descarga continúa mientras el oficial aprieta el gatillo, normalmente entre uno y cinco segundos.
Finalmente, cuando el objetivo es alcanzado se producen hasta 19 contracciones musculares por segundo, lo que permite su arresto sin poner en riesgo su integridad física. Además, nunca pierde el conocimiento y su ritmo cardiorrespiratorio no se ve alterado. Lo que sí manifiesta es cansancio extremo durante entre cinco y diez minutos.
