Cosme Mariano Argerich fue uno de los primeros médicos argentinos. Fundó el Instituto Médico Militar, que se convertiría en la Facultad de Medicina de la UBA, participó de la primera campaña de vacunación de nuestro país y jugó un papel clave en la Revolución de Mayo que nos llevó a la independencia.
Inicios
Cosme nació el 26 de septiembre de 1758, en Buenos Aires, hijo de la porteña María Josefa de Castillo y el médico Catalán Francisco Argerich, siendo el mayor de 18 hermanos. Después de terminar el colegio en su ciudad natal, viajó a España a estudiar la carrera de Medicina en la Real Universidad de Cervera, destacándose a tal punto que fue rentado como ayudante de las cátedras de Física y de Química.
En 1783 obtuvo el título de Doctor en Medicina del Gremio y el Claustro. Sus primeros años como profesional los ejerció en la ciudad de Barcelona, cuya Academia de Medicina le otorgó el título de Académico en 1791. Por esos años se casó con Margarita Martí, con quien tuvo su primer hijo, Francisco Argerich, que seguiría el legado de su padre.
De regreso en Buenos Aires, trabajó en la Hermandad de la Caridad, en el Hospital de Mujeres y en la casa de Huérfanas, hasta que en 1794 fue nombrado Primer Examinador del Protomedicato del Río de la Plata, cargo que había desempeñado también su padre. Esta institución (creada en 1780 por el virrey Juan José de Vértiz y Salcedo) tenía como función supervisar el ejercicio de la medicina en la región, formar a los nuevos médicos y combatir el “curanderismo indígena”. A medida que la población de Buenos Aires crecía, los problemas sanitarios propios de las urbes en expansión se exacerbaban y los hospitales no cumplían con las condiciones necesarias. Además, en ese entonces, la medicina era un servicio muy costoso y reservado a las familias acomodadas.
En el mismo año de su nombramiento su padre muere y deja a cargo de Cosme a su esposa y a cinco hijas solteras, pero ninguna propiedad u otro tipo de bien material. Estas mujeres se suman a la familia que él ya tenía que mantener, es decir, a Margarita y sus cuatro hijos.
Primera campaña de vacunación
A las ocupaciones que Argerich ya tenía, se sumaron los brotes de viruela de 1794 y 1796, en los que trabajó activamente para prevenir la propagación de la enfermedad con las limitadas herramientas de la época, escribiendo inclusive un artículo de divulgación que publicó en el Telégrafo Mercantil. Al mismo tiempo, en Gran Bretaña, el médico rural Edward Jenner vacunaba exitosamente a un niño por primera vez, frotándole el brazo con el pus que salía de las ampollas de vacas infectadas con viruela bovina.
Menos de una década después, en 1805, cuando todavía era una novedad a nivel mundial, Cosme importó la vacuna del viejo continente y puso en marcha la primera campaña de vacunación en la historia de nuestro país con la colaboración del reconocido médico Saturnino Segurola. El traslado transatlántico del virus se hizo utilizando una esclava negra como vector, a la que se le mantuvo la herida abierta durante las semanas que duró el viaje en un buque portugués.
Tiempo de revoluciones
Entretanto, en 1802, España le encomendó la dirección de la Escuela de Medicina y un año más tarde el cargo de Secretario del Protomedicato. Sus primeros médicos egresados fueron los que formaron el ejercito que resistió las invasiones inglesas de 1806 y 1807. Durante esta batalla Argerich ocupó además el cargo de Médico Jefe del Hospital de Caridad sin abandonar sus tareas en el Protomedicato.
Participó de la Revolución de Mayo de 1810, votando el día 22 por la remoción del Virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros y fue designado Conjuez en el Tribunal del Protomedicato, por la Primera Junta. Ese mismo año fue convocado por el incipiente gobierno a integrar la Sociedad Patriótica Literaria, con el objetivo de redactar uno de los primeros proyectos de Constitución Nacional, que sería una de las piedras fundacionales de la versión final que vería la luz en 1853.
Entre 1812 y 1813 fue cirujano del Ejercito del Norte comandado por Manuel Belgrano en las batallas de Tucumán y Salta, siendo esa su última experiencia de carácter militar, visto que tenía ya 55.
Por esos años, la Asamblea Constituyente le asignó otras tareas administrativas. Primero le solicitó la redacción de un plan de estudios generales y educación pública, que elaboró en conjunto con José Luis Chorroarín y Diego Estanislao Zavaleta. Este plan resultó impracticable por la complejidad que revestía.
Luego la Asamblea le ordenó crear el Instituto Médico Militar y redactar un plan de alcance más limitado, dedicado a los estudios médicos. El recorte de conocimientos abarcados y la coordinación de las asignaturas, hicieron de este documento la guía con que este instituto se convirtió en la Carrera de Medicina de la UBA. El Protomedicato fue cediendo sus tareas a esta nueva entidad, hasta que fue disuelto en el año 1824 por voluntad de Bernardino Rivadavia.
Los años siguientes los dedicó a preparar y enviar insumos médicos al Ejercito de los Andes liderado por José de San Martín, a enseñar medicina en el Instituto Médico Militar y a organizar la sanidad del puerto, que era fundamental para garantizar la salud pública y prevenir los brotes de infecciones.
Cosme Argerich murió víctima de una angina de pecho en 1820 a la edad de 61, dejando como legado bases sólidas para nuestro país, su sistema de salud pública y la Facultad de Medicina de la UBA. Hoy en día dos hospitales llevan su nombre, el del barrio de la Boca y el Hospital Militar Central de la Av. Luis María Campos.