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Política

Entre Milei y Néstor: ¿Cuánto poder se necesita para transformar un país?

En La Nación +, conversando con Feinmann y Viale y sentada al lado de Javier Milei, la flamante precandidata a vicepresidenta Victoria Villarruel comparó al economista libertario con Néstor Kirchner. Ella recordó, hablando sobre la posibilidad de realizar grandes transformaciones sin tener tantos votos, al menos inicialmente: "Néstor tenía el 22% de los votos cuando llegó, construyó su poder sobre todos los prejuicios, las ruinas y los problemas del pueblo, y hace 20 años que estamos hablando de esta gente".

La segunda de Milei buscó, en el gobierno de Kirchner, un ejemplo de un presidente que asumió con poco poder, al menos aparentemente, y logró imponer un proyecto político ambicioso que al día de hoy ocupa el centro de la escena en el país. Pero, ¿cuánto poder tenía, en verdad, el gobierno de Kirchner al asumir? ¿Y cuánto los otros gobiernos democráticos que realizaron grandes transformaciones, para un lado o para otro, cuando llegaron al gobierno nacional?

Qué había adentro (y afuera) del 22% de Néstor Kirchner

En las elecciones del 2003, gracias a una triquiñuela de Eduardo Duhalde, el Partido Justicialista presentó tres candidatos. El expresidente Carlos Menem, con su Frente por la Lealtad, sacó un 24,45%. Kirchner, que salió segundo, un 22,25%, y Adolfo Rodríguez Saá se llevó el 14,11%. Entre todos, con sus diferencias y enfrentamientos, se quedaron con un 60% del electorado.

Además, el partido de ese gobierno asumía con ni más ni menos que 139 de los 257 diputados, aunque luego ese bloque se partiría entre duhaldistas y kirchneristas, y 41 de los 72 senadores. Esto no tiene en cuenta aliados y diputados de fuerzas provinciales con buena relación con el gobierno de Kirchner, como el Frente Renovador de la Concordia de Misiones o el Movimiento Popular Neuquino de los Sapag y los Sobisch.

El mismo partido ganó, ese año, las elecciones en 14 de las 22 provincias donde se disputaron elecciones. Además, tenía de aliado a Aníbal Ibarra, de Fuerza Porteña, que se quedó en aquel momento con la Ciudad de Buenos Aires, y ya tenía el mando en Santiago del Estero, donde no hubo elecciones.

Junto a su alto nivel de poder institucional, que le permitió, entre otras cosas, renovar la Corte Suprema de Justicia, Kirchner se dispuso a conseguir el control de la calle. Se sentó a negociar con algunos de los representantes más importantes de los movimientos sociales y piqueteros, que le habían hecho la vida imposible a su predecesor, e incorporó al gobierno nacional a personajes como Emilio Pérsico y Luis D'Elía, entre otros.

Por supuesto, el peronismo controlaba, como lo hace desde los años 40', a la CGT, y el gobierno de Kirchner se acercó rápidamente a la CTA. Además, buscó tener buenas relaciones con otros factores de poder, como el Grupo Clarín, Techint y el Grupo Macri.

Los grandes reformadores de la democracia: Perón, Alfonsín y Menem

La llegada de Kirchner al gobierno se produjo en una situación realmente distinta de la que tendría un eventual gobierno de Milei. El dirigente santacruceño desembarcó en la Casa Rosada luego de un año de 41% de inflación, pero esta venía bajando aceleradamente, y terminó su primer año con apenas 3,7% de aumentos. El desempleo también se reducía, y el peso devaluado era altamente competitivo.

Las condiciones actuales, en cambio, se parecen mucho más a las que tuvo al momento de asumir Carlos Menem, con una inflación absolutamente desbocada y una crisis económica y social cada vez peor. Él es, de hecho, el presidente favorito de Milei. ¿Qué poder tenía Menem en el 89'?

Además del 47% de los votos para presidente de la nación, el FREJUPO, el sello con el que se presentó Menem, se quedó con 127 de los 254 diputados nacionales y 26 de los 54 senadores. El PJ tenía 17 gobernadores, un conflictivo dominio de la mayor parte del sindicalismo, y muy buena relación con prácticamente todo el empresariado y el sistema financiero.

Juan Domingo Perón llegó al gobierno con 110 de los 156 diputados, 13 de los 28 senadores, y 12 de los 13 gobernadores que había, en ese entonces, en el país. De paso, unos meses después de asumir intervino Corrientes, y se quedó con los 13 gobernadores. Ricardo Alfonsín, por su parte, se sentó en el Sillón de Rivadavia con 129 de los 254 diputados y 18 de los 46 senadores. Además, tenía 7 gobernadores, incluyendo el de la Provincia de Buenos Aires.

Mención a parte merece este gobierno provincial, que gestiona la población más importante de Argentina. Ningún gobierno logró realizar reformas profundas sin él. Es más: ningún gobierno democrático de la historia argentina logró terminar su mandato sin el control del ejecutivo bonaerense.