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Columnistas

‘Massatea’ busca fondos en pleno debate por la devaluación

sergio massa

“¿Viste que cuando querés, podés?” La frase se la soltó por teléfono Sergio Massa a Claudio “El Chiqui” Tapia en la tarde del viernes 21 de abril, después de que el titular de la AFA le consiguiera al ministro de Economía atrasar un día el partido entre Tigre, el club de sus amores, y Huracán. Ambos equipos habían jugado el jueves por copas internacionales y venía muy bien un día más de descanso.

El jefe del Palacio de Hacienda lo había increpado un rato antes porque le había pedido correr el encuentro por la decimotercera fecha de la Liga Profesional y el presidente de la Asociación del Fútbol Argentino le había dicho que no se podía porque estaba todo arreglado con la televisión. Massa se enfureció por el altavoz y le dio 10 minutos para que lo resolviera, como finalmente lo hizo, tras hablar con todos los involucrados. “Tigre vs. Huracán cambió de día”, tituló el diario Olé a las 16:58 del viernes. La nota atribuía la decisión a “cuestiones organizativas”.

Por esas horas, el dólar blue escalaba 10 pesos y tocaba los $442, justo en la mitad de la corrida que en unos días más lo arrimaría a los $500, hasta que el equipo económico consiguiera el OK del Fondo Monetario Internacional para intervenir con reservas en las cotizaciones paralelas que se obtienen en las operaciones a través del mercado bursátil.

El reto a Tapia en paralelo a la corrida habla de la particular personalidad de Massa, un workaholic ambicioso como pocos, que no conoce de escrúpulos y que se saca fácil si la realidad o sus protagonistas no obedecen a su voluntad. Por eso amenazó con las fuerzas de seguridad a financieras ante la primera disparada del dólar o por eso también esta semana hizo difundir que estaba en marcha una investigación contra la semillera Syngenta minutos después de que su ex titular, Antonio Aracre, reapareciera en los medios tras su fugaz paso por el Gobierno y asegurando que el ministro “no tiene plan”.

La larga mano de la influencia massista va desde el mundo corporativo hasta la embajada de Estados Unidos, desde los medios de comunicación (oficialistas y opositores) hasta los sindicatos y las organizaciones sociales. Por eso su eventual consagración como candidato a presidente del Frente de Todos o lo que surja de él es lo que más se toma en serio en el establishment local y extranjero.

El jueves, por caso, recibió a importantes fondos de inversión del exterior, ante quienes se sinceró con las negociaciones en curso con el FMI para intentar anticipar unos US$10 mil millones este año en los que la sequía dejó en estado terminal una economía que ya venía cascoteada. 

Les dijo que esperaba cosechar apoyos de varios países miembro del organismo, más allá de la venia de los Estados Unidos que reveló la agencia Bloomberg, para que los técnicos del staff no se sientan tan expuestos ante el directorio. Las condiciones, seguramente, incluirán una aceleración de la devaluación mensual -algo que de hecho está sucediendo- y un mayor ajuste fiscal que veremos dónde lo hace recaer la conducción política.

“Sergio está como en una colecta tipo la de Maratea con Independiente, que como nosotros no tiene crédito”. Sí, señoras y señores, estamos ante el nacimiento de un nuevo personaje: “Massatea”.

La búsqueda de apoyos entre los distintos países en simultáneo con el intento de conseguir “garantías” a los bancos brasileños para que financien las importaciones desde aquél país le disparó una comparación ocurrente a un financista: “Sergio está como en una colecta tipo la de Maratea con Independiente, que como nosotros no tiene crédito”. Sí, señoras y señores, estamos ante el nacimiento de un nuevo personaje: “Massatea”.

Al margen, lo interesante es que en el encuentro con los hedge funds -tenedores de deuda argentina- el tigrense habló de su posible candidatura presidencial. “Sólo voy a jugar si hay consenso y unidad, nunca iría a una PASO”, les expresó, aunque sabe que si todo se desmadra tendrá cero chances de nada. Siempre puede exhibir la grandeza del que “se hizo cargo de la transición” e irse a dar clase un par de años al exterior. Si no fuera por la presidencia, además, tiene la chance en definitiva de hacer la de su amigo José Luis Manzano, aquel joven político promisorio peronista que eligió transformarse en empresario y volver como “poder real” comprando empresas clave en el área energética. Futurismo, pero anotalo.

Pero volvamos al jueves. La respuesta de los gerentes gringos que lo escuchaban no tenían que ver con él y sus chances ni tampoco con un eventual mano a mano con Horacio Rodríguez Larreta o Patricia Bullrich, los emergentes de Juntos Por el Cambio. Tampoco le asignan chances a una sorpresiva candidatura de Cristina Fernández, mientras que Alberto ya es el pasado.

What about Milei? Massa recibió inversores internacionales y les ratificó su candidatura si hay unidad. Ellos le preguntaron por el libertario.

La pregunta que le devolvían era “And what about Milei?”. Consumidores de analistas políticos y sus encuestas, hace tiempo que en Wall Street vienen recogiendo con temor la chance de que Javier Milei deje de ser el outsider llamativo para convertirse en una opción real de gobierno que “rompa todo”.

Sólo un paréntesis contracorriente ahí: si en las últimas elecciones las encuestas han pifiado fuerte, por decir algo, al no prever diferencias de 20 puntos entre candidatos, vale la pregunta de dónde puede estar el gran error en esta elección. ¿Podría haber una sobreestimación del candidato de La Libertad Avanza, muy fuerte en la zona metropolitana pero de performance concreta incierta en muchas provincias donde ni siquiera presentará candidato local?

Devaneos

Como sea, la coyuntura manda. El empeoramiento de las variables y de las expectativas va más rápido que lo que refleja el comportamiento de los actores políticos y convive con distintas realidades en empresas según el sector y en familias según el estrato social.

La inflación esperada por los consultores que encuesta el Banco Central saltó de 100% en febrero a 126% en abril. La medición del precio de la comida en el Gran Buenos Aires que hace Barrios de Pie mostró que la polenta saltó 47% en lo que va del año. Son todos comercios en los que Precios Justos brilla por su ausencia y casi no existe el descuento por la tarjeta tal los sábados.

Señales mixtas. Se disparan las proyecciones de inflación y no quedan reservas, pero se venden más autos usados y combustible que hace un año.

Sin embargo, y aunque todos los pronósticos indican una recesión segura, todavía hay señales mixtas en la actividad económica: las ventas de autos usados treparon 2,3% en los primeros cuatro meses respecto de 2022 y la venta de gasoil en marzo -plena sequía- fue 8,9% superior a los datos de un año atrás. 

Pero todo dependerá de la estabilidad cambiaria, que está atada a lo que consiga ‘Massatea’ para escaparle al salto abrupto del dólar. La consultora 1816 de Adrián Rozanski, Mariano Skladnik y Martín Defilippo detalló que las reservas netas (las que puede usar posta el Banco Central) están en unos US$1000 millones en terreno negativo

Se trata de uno de los reportes de cabecera de los principales bancos. El trabajo subraya que nunca durante las ventanas en las que se pagó más al campo para que liquide se habían registrado 6 ruedas seguidas en las que la autoridad monetaria terminara con saldo vendedor. Ese tic tac de fondo sí que se puede ver.

De igual modo, la firma Ecolatina calculó en un monto similar las reservas negativas (US$ -1.100 millones), y detalló que es una cifra que no se daba desde agosto de 2022. Aquél fue el mes de la asunción del ministro, cuando para revertirlo se aplicó el primer “dólar soja” por sugerencia -las vueltas de la vida- de un tal Aracre que se ganaba la confianza de Massa. Un truco que ahora ya se está aplicando y no alcanza a revertir la situación. 

Se agranda la pregunta sobre cuándo y cómo se producirá la devaluación del tipo de cambio oficial, que todavía es de $230 para un selecto grupo de operaciones.

Todo esto genera mil dudas sobre la duración de la paz financiera in extremis de los dólares paralelos de la Bolsa en $430 y el blue en $468. Se agranda la pregunta sobre cuándo y cómo se producirá la devaluación del tipo de cambio oficial, que todavía es de $230 para un selecto grupo de operaciones. Hay tres niveles de interrogantes para tres momentos distintos:

+ En este gobierno. ¿Será compatible un adelantamiento de fondos desde Washington sólo a cambio de una aceleración de la suba del dólar oficial que ya ronda el 10% mensual? ¿O habrá tensión quién sabe con qué consecuencias porque el Fondo se ponga duro para que las divisas que te manden no se vayan regaladas por el colador de las importaciones y los pagos de deuda anticipados? Como Arcor, Pampa Energía se sumó a la lista de las firmas que pagarán ahora una deuda por US$93 millones que vencía el 8 de junio.

+ El 10 de diciembre. ¿Habrá una devaluación para unificar el berenjenal de cotizaciones que atrae a los youtubers del mundo? ¿Irá esto acompañado del levantamiento paulatino o inmediato del cepo que en muchos casos complica las inversiones en sectores que al mismo tiempo son generadores de divisas? Y si habrá un sólo dólar, ¿en qué precio estará y cuál será el traslado a precios, sobre una inflación que tal vez a fin de año “si todo va bien” esté en el 130%, con salarios que llevan un lustro de caída? Discusión 2015: ¿cuántos precios están ya al contado con liquidación?

+ En 2024. En el mercado, en tanto, se discute también cuánto puede dañar a las compañías una devaluación, aún cuando sea parte de un programa necesario en medio de un programa de estabilización. Un ejemplo: las energéticas. Los expertos se reparten entre los que dicen que un salto del dólar las mataría porque están endeudas en divisas y nunca tendrían el traslado total del aumento del dólar a los precios, por lo que perderían ingresos y tendrían que sacrificar inversiones -YPF, caso testigo- y los que creen que eso podría ser mitigado por la licuación de los costos en dólares para un universo donde hay mucha exportación -Pan American Energy, un ejemplo-.

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