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Agro Con Vos

El 50% de los productores no lo saben y se pierden hasta 7 dólares por tonelada

cosecha soja productores gasoil

La última edición del "Ag Barometer Austral", que elabora el Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral, aportó un dato sobre los productores argentinos que pasó desapercibido.

La pregunta que se le hizo a los encuestados fue: ¿Tiene usted interés en la posibilidad de certificar y comercializar bonos de carbono? El 50% admitió no conocer el tema, un 32% respondió que si y el 18% restante aseguró no tener interés.

Esto quiere decir que dos de cada tres productores argentinos no saben o no les interesa certificar y comercializar bonos de carbono, mientras que uno de cada tres productores lo ve factible en el corto, mediano o largo plazo.

Pero aun para aquellos que la certificación es un hecho factible, solo un 25% aseguró haberse puesto en contacto con una empresa, mientras el 75% restante no hizo nada. Entre las empresas mencionadas se destacan Ucropit, iPuma y Bayer.

bono de carbono productores universidad austral

Productores al servicio del mundo

Si bien es sabido que la producción agropecuaria tiene un rol fundamental en la reducción de gases de efecto invernadero y en el logro de los objetivos del Acuerdo de París, parece que esto no está tan claro para algunos productores agrícolas de la Argentina.

Tal como sostiene el informe de la Universidad Austral, "es creciente la tendencia a que los productores puedan validar el secuestro de carbono en la agricultura y comercializarlo, generando una fuente adicional de ingresos".

Pero esta tendencia ya se hizo realidad en la comercialización de soja 2022, donde se llegó a pagar hasta 7 dólares extra por el simple hecho de certificar que ese lote provenía de un campo que no había sido deforestado.

"Durante el 2022 varios exportadores pagaron premios a los productores que certificaban de dónde venía la producción. Esa prima osciló entre 1 y 7 dólares por tonelada, que es un número más que interesante solamente por demostrar el origen", explicó Martin Sackmann Varela, Gerente de Innovación y Desarrollo Técnico de LGA, durante la presentación de las nuevas semillas de la firma.

La nomenclatura legal de esa soja es "2BSvs" (Biomass Biofuels Sustainability voluntary scheme), que básicamente demuestra que la tonelada que se comercializa proviene de una campo que ya era agrícola desde enero de 2008.

"Ese trámite es muy simple y sólo se requiere mandar la ubicación del campo y hacer una autodeclaración, pero este año comenzaron a demandar más información, no solamente dónde se produjo sino también cómo", amplió.

Dime dónde produces y te diré si te compro

Como la soja es el principal commodity agrícola del mundo, es natural que los primeros cambios y exigencias de mercado se den en esta producción. Más aun teniendo en cuenta que interviene en casi todas las producciones pecuarias, así como también, sobre el uso de los combustibles.

En este sentido, la Unión Europea ya avanzó en un reglamento de cadenas libres de deforestación que entrará en vigor a comienzos del 2025. Simple: lo que hoy es una prima, mañana será una condición. Quien no la cumpla, productor, exportador, cadena o país, quedará relegado del comercio mundial de soja.

Además de la "2BSvs", hoy el mercado está pagando un plus por soja certificada "ETA" para el mercado de Estados Unidos y, la más difícil de cumplir, pero la que mejor prima paga: la "RTRS" (Round Table Responsible Soy).

Este estándar de producción implica una triple certificación, ya que la producción debe ser "ambientalmente correcta", "socialmente adecuada" y "económicamente viable".

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