Se trata del basural a cielo abierto ubicado en el Partido de Luján, Buenos Aires. Los productores frutihortícolas de la zona denunciaron que esta iniciativa puede ser perjudicial para su producción.
El proyecto buscaba disponer de los materiales reutilizables y proceder al enterramiento de los miles de kilos de basura que descansan sobre la Quema, un basural que funciona hace 50 años, llevando adelante la construcción de un área de relleno sanitario. El basural, que ocupa entre 12 y 18 hectáreas que lindan con la ruta 192 y está dividido en 5 parcelas, es el más grande del país.
El juez federal Elpidio Portocarrero Tezanos Pinto ordenó “la prohibición de innovar respecto de la situación del basural a cielo abierto ubicado en el partido de Luján, debiendo disponerse, en un plazo de 48 horas, de los residuos sólidos urbanos y peligrosos en un sitio alternativo, ambiental y legalmente apto para su recepción y tratamiento, a cargo de las demandadas Estado Nacional y Municipalidad de Luján", ordenanza secundada por una apelación del Ministerio de Ambiente nacional.
Y agregó que "se abstengan de ejecutar cualquier otra obra o acción sobre el Predio Sucre del Partido de Luján, hasta que se resuelva en forma definitiva la cuestión de fondo planteada en autos".
Características del proyecto
El proyecto de construcción del Centro Ambiental de Luján, que incluye un centro de separación y recuperación de materiales y una área destinada al relleno sanitario (enterramiento), además, propone la creación de un centro de separación y reciclaje en el que está previsto que trabajen desocupados del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE).
Este freno puesto a la obra que buscaba sanear los predios responde a las acciones de productores de la zona, entre ellos, Viviana Novelle, que forma parte del proyecto de producción orgánica Tallo Verde.
Novelle asegura, “el proyecto no sólo no cumple con condiciones técnicas que el propio Banco Interamericano de Desarollo (BID) exige, como que el espacio pueda recibir la basura por 20 años ya que no tiene capacidad para hacerlo por el tamaño del terreno, sino que además, no respetó los 80 metros mínimos de distancia con mi propiedad. Tengo la obra a 3 metros de mi casa”.
Además, agregó que el "enterramiento sanitario" pone en riesgo la producción por la potencial fuga de los líquidos (lixiviados) que pueden filtrarse al suelo con esta iniciativa, en diálogo con Infobae.
Por su parte, el autor del proyecto de saneamiento, el viceministro de Ambiente de la Nación, Sergio Federovisky, sostuvo que "en cuestiones donde se pone en tela de juicio un potencial daño ambiental, deben ejercerse con carácter prioritario acciones de prevención del daño futuro, resultando aplicable a los casos ambientales un criterio amplio a la hora de interpretar los presupuestos procesales de admisibilidad de la medida cautelar".
Federovisky apuntó que "detrás de este fallo escandaloso está la familia Novelle Terrabusi, quienes desde el inicio del proyecto han puesto todos sus recursos económicos y de influencia con el objetivo de frenar la reconversión integral del basural e incluso tuvieron que ser desalojados por la AABE del predio denominado Sucre”.
El proyecto de construcción del Centro Ambiental de Luján incluye un centro de separación y recuperación de materiales, un área destinada al relleno sanitario y propone la creación de un centro de separación y reciclaje en el que está previsto que trabajen integrantes del Movimiento de Trabajadores Excluidos.
Sostuvo, además, a propósito de las declaraciones de Novelle, “este proyecto acata todas las leyes locales, provinciales y nacionales e incluye todos los estándares que fija el organismo internacional. De lo contrario el BID no entregaría los fondos. Las dos posibilidades frente a cualquier basural a cielo abierto son: llevar toda la basura que hay ahí y trasladarla para que sea tratada y la otra es que todo lo que está ahí no siga contaminando".
Para lograr este fin, hace dos años comenzó el proyecto de saneamiento, en el que "se utilizó la técnica de encofrado con sistema de captación de gases (el biogás que genera la basura cuando está enterrada) y lixiviados. No hay una zona de sacrificio, hay una zona contaminada sistemáticamente".
Federovisky concluye que el proyecto de enterramiento de basura debe pensar en el beneficio colectivo y en el cuidado del medioambiente más que en los intereses particulares, por lo que impulsa el proyecto "ante la necesidad, reitero, de prevenir e impedir la producción de un daño ambiental de incidencia colectiva, o que se continúe o se agrave la degradación del ambiente”.