Desde hace varios días que Tenzyn Giatzo, el Dalai Lama, es noticia en los principales portales del mundo por pedirle a un niño que le "chupe la lengua" frente a una multitud, en medio de una reunión religiosa. Pero, ¿quién es, qué es, y cómo llegó a ser tan importante este curioso personaje y premio nobel de la Paz?
Dalai Lama es un título que el pueblo del Tíbet le da al principal líder espiritual de la escuela Gelug de budismo tibetano, la cuarta tradición en nacer y la más importante, al menos en términos numéricos. No es un título que se pueda heredar, al menos no en el sentido estricto del término, ni adquirir con rosca o en una votación, como sucede con los Papas católicos. No, una persona se convierte en Dalai Lama cuando en su cuerpo reside el alma del anterior, de todos los anteriores, Dalai Lamas.
El linaje de almas se remonta a 1391, año en que nació el primer Dalai Lama. Este fue un monje tibetano importante en su época, que terminó fundando la tradición religiosa mayoritaria en ese país. Alrededor de 100 años después de su muerte, los otros Lamas reconocieron que había sido una encarnación de Avalokiteśvara, un alma en el camino de transformarse en Buda que, además, contiene dentro de sí toda la compasión de Buda.
El actual Dalai Lama es la reencarnación 14 de este alma. Su predecesor había muerto en 1935, el mismo año en que Giatzo nació. Cuando muere uno de ellos, los otros Lamas desatan una búsqueda por todo el Tíbet para encontrar a la próxima reencarnación. Cuando se encontraron con el actual, que tenía apenas dos años, lo sometieron a una serie de pruebas y comprobaron que era, efectivamente, el heredero espiritual que buscaban.
Lo ungieron como Dalai Lama a sus cinco años, y asumió finalmente sus responsabilidades religiosas y políticas a los 15 años, en 1950. Para ese momento, Mao Tse Tung ya había tomado el poder en China de las manos de Chang Kai-shek. En 1959, el gobierno chino ocupó el Tíbet, la zona que gobernaba el Dalai Lama, y este se tuvo que exiliar a India. Desde allí, desarrolló una carrera político-religiosa centrada en la independencia del Tíbet, la defensa de la paz, y el crecimiento de su particular tradición espiritual. Fue la cabeza del gobierno independiente del Tíbet en el exilio desde 1959 hasta 1991, cuando estableció un mecanismo de gobierno más democrático. Dos años antes, en 1989, había recibido el Premio Nobel de la Paz.
Ahora, este alma sagrada se hizo noticia por hechos no tan santos. Específicamente, intentar darle un beso y pedirle que le succione la lengua a un niño. Poco después, pidió perdón por hacerlo, y explicó que "a menudo juega con la gente que conoce de forma inocente y juguetona, incluso en público y ante las cámaras".
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