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Columnistas

“Las tareas”: el cuidado y el trabajo en el hogar son televisados

mujeres trabajo

“Hay una parte de la sociedad que cree que está haciéndote un favor dándote el trabajo de limpieza: no lo consideran un trabajo, no lo respetan como trabajo, y no respetan a la persona con la que trabajan”. Mai tiene 43 años, dos hijos y llegó a sostener nueve trabajos en siete lugares diferentes. Aun así no llegaba a fin de mes. El problema, claro está, no tenía que ver con cuántas responsabilidades podía aguantar su cuerpo sino en lo precarizada que está esta tarea. Con malos pagos y con condiciones paupérrimas, ni siquiera esa cantidad de jornadas laborales alcanza para solventarse económicamente.

Su historia ejemplifica una problemática que está tan naturalizada que casi no se discute: una gran parte de personas no ven a quienes trabajan en sus casas como empleadas, y no se ven tampoco a sí mismas como empleadoras. Por eso, las condiciones de trabajo dignas brillan por su ausencia. Y por eso, una mujer, porque la mayoría de quienes están en este rubro son mujeres, llegó a tener nueve trabajos para poder alcanzar algún sustento que, además, no era suficiente.

Ese fue uno de los ejes que llevó a que, en 1988, en el primer Congreso de Trabajadoras del Hogar que se desarrolló en Colombia, se proclamara el 30 de marzo como el Día Internacional de las Trabajadoras del Hogar. Hoy la fecha sirve para volver a poner sobre la mesa la falta de leyes que regulen este trabajo y la necesidad urgente de un pago digno por esta labor.

Siendo en un 99% mujeres, en Argentina el trabajo doméstico en casas particulares alcanza a alrededor de 1,4 millones de trabajadoras, según la Encuesta Nacional sobre Condiciones de Empleo, Trabajo, Salud y Seguridad (ECETSS) publicada en 2020, y un 76,8% lo hace de manera informal. “Las tareas”, una serie documental sobre las tareas domésticas y de cuidado remuneradas y no remuneradas, buscó visibilizar esta temática en uno de sus capítulos. En total serán ocho episodios, que se lanzan todos los lunes en la TV Pública, y ya se emitieron cuatro, que se pueden encontrar en el YouTube de Canal Encuentro.

“El Estado, los analistas económicos en general, o quienes piensan las sociedades no tienen en cuenta esta dimensión de la economía que sostiene a toda la parte que se conoce como productiva, la parte que tiene una remuneración; y que afecta principalmente a las mujeres. Entonces nosotras, como profesionales de la industria audiovisual y como militantes, veíamos la necesidad de plasmar esto en un producto que concientice a todes, tanto a la sociedad como que sirva como también dispositivo educativo”, afirma Florencia Tundis, guionista que escribió la serie, docente y economista feminista.

No es una ayuda, es un trabajo

Una cámara que sigue el día a día de diversas mujeres y disidencias, entrevistas a profesionales que abordan de una manera amable problemáticas complejas e imágenes que cruzan datos con la voz de las protagonistas. La dificultad de contar de manera audiovisual un tema complejo fue resuelta buscando no sólo historias que mostraran la mayor pluralidad posible para acercar al público (hay, por ejemplo, un varón que se dedica de manera exclusiva a las tareas de cuidado no remunerado) sino también con la presencia de investigadoras que, además, son divulgadoras científicas: tienen la capacidad, entre otras cosas, de saber hacer llegar los mensajes a la audiencia.

Tundis señala: “Había que tamizar lo técnico o lo académico para llegar a un público más amplio. Fue pensado de esa manera, de que nos expliquen y que expliquen en los capítulos para alguien que no sabe nada sobre el tema, que no tiene una perspectiva de género. Esto es importante porque no queremos que sea un programa para nosotras mismas, para la militancia, para las feministas (obvio, sí que sea una herramienta para nosotras), pero también que llegue a esas personas que no prestan tanta atención a las cuestiones de género”.

Así, mientras se ve como Mai cuelga ropa y barre una escalera, se escuchan los testimonios de Corina Rodríguez Enríquez, economista y Dra. en Ciencias Sociales, y de Juana del Carmen Brítez, secretaria general de la Unión Personal Auxiliar Casas Particulares (UPACP), que explican por qué cuesta tanto elevar los salarios de quienes trabajan como empleadas en casas particulares con puntos en los que muchxs se pueden sentir identificados. Por un lado, en varios casos quienes ocupan a estas mujeres son de clase media, lo que hace que exista una tensión a la hora de negociar lo económico: suele ser una variable de ajuste para este sector si ven reducidos sus ingresos. Por otro, hay un inconsciente colectivo que hace varixs no se reconozcan como empleadores.

Marga, la otra protagonista de este episodio del documental, es de Perú y desde los 13 años se dedica a esta labor. Como ella, el 13% de las empleadas domésticas en el país son migrantes y muchas trabajan de lunes a lunes, con cama adentro.

En estos casos es dónde más clara se ve la crisis de los cuidados y las implicancias económicas que conlleva. ¿Qué sucede cuando se genera una cadena de derivación de tareas de cuidado y cómo esto hace que se incremente la vulneración de derechos en cada eslabón?

Si del total de empleadas domésticas un 55,8% son ocupadas “plenas”, es decir que trabajan entre 35 y 45 horas semanales, y un 9,2% está sobre-ocupada, o sea que trabaja más de 45 horas por semana, de acuerdo a un informe realizado por Ecofeminista en 2022 en base la Encuesta Permanente de Hogares del INDEC del 4° trimestre de 2021, ¿quién asume las tareas domésticas en sus propios hogares? En muchos casos, ellas cargan con triples jornadas laborales. En otros, tienen que derivarlas a mujeres de su mismo estrato social o de un estrato social más bajo, lo que deja al descubierto la llamada crisis de cuidados.

Crear una producción verdaderamente feminista

No sólo las empleadas de casas particulares fueron objeto de esta serie que, al contrario, se ocupa de diferentes tipos de tareas del hogar remuneradas y no remuneradas. Hasta ahora, en los cuatro capítulos emitidos se puso el foco también en el cuidado compartido, el cuidado en la infancia y las amas de casa. No es casual, tampoco, que haya sido llevada adelante por tres mujeres (Florencia Tundis como guionista, Victoria Andino como directora y María Eugenia Lombardi como productora): la participación de identidades feminizadas en lugares de producción aporta temáticas y miradas que de otra manera no aparecen.

“Cuesta que haya producciones con mirada feminista porque la industria audiovisual es una industria en su mayoría hecha por varones cis heterosexuales de clase alta, que eligen a otros varones hegemónicos para hacer sus producciones, para contar sus historias y las historias que les interesan, entonces es muy difícil la perspectiva feminista. Hay mucha resistencia y quizás muchas veces hay una perspectiva feminista, pero lavada. Algo que sea sinceramente feminista, que para mí es que haya mujeres y personas LGBT delante y detrás de cámara, ya es más difícil porque siempre se tiende a contratar en los equipos técnicos a varones” explica la guionista y concluye: “Por eso es bueno este tipo de oportunidades, no solo para visibilizar estos temas, sino para dar trabajo. Para mí eso es la producción audiovisual feminista: es tocar estos temas pero también darnos trabajo a mujeres y personas LGBT”.

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